¿Usted pide la coprofilia mediática (pasión por lo sucio en la noticia)? ◘ Archivo CCR
Los medios, finalmente, hacen y crean lo que la gente quiere. Y la gente quiere morbo porque no está educada para la noticia positiva ni para evadir la paparrucha.
- Del 22 de agosto de este año este artículo de nuestra sección Voz Propia desarrolla un tema muy polémico para la comunicación moderna. Usted valore por sí mismo.
Archivo CCR. El acoso al presidente sobre su viaje, un asunto judicializado, en la conferencia de prensa de hoy es evidencia de un periodismo retrógrado, tercermundista, pero necesitado de contenidos basura para poder sobrevivir por la misma demanda. No podemos culpar solamente al periodismo o al periodista de esta situación.
El gran problema de fondo es que esos periodistas necesitan vender veneno, toxicidad y amarillismo para su subsistencia. Y los responsables de esa demanda de contenidos basura, negativos y sensacionalistas son la mayoría de la gente, que hace virales del morbo, del dolor humano, de la contradicción humana y de la decadencia gubernamental o estatal.
El Papa Francisco llamó al encanto por estos contenidos como coprofilia: amor a los sucio (literalmente amor a la mierda). El Papa critica a los medios por 4 conductas básicamente: calumniar sin responsabilidad, difamar, informar a medias o mal informar y la coprofilia.
Hace unos años un periodista bloguero decía con desparpajo que ellos no estaban obligados a educar, que esa no es su labor, y posiblemente tiene razón, pero su responsabilidad ética es innegable. No son educadores, pero el ejercicio de su labor tiene más efectos e influencia que los mismos educadores, es decir, hay una responsabilidad educativa ineludible.
Este fenómeno lo sé y lo confirmo porque lo vivo a diario con el medio que dirijo y donde usted lee este artículo: Culturacr.net. Si el contenido es positivo, optimista o no tiene sangre de por medio su atractivo es mínimo para las masas. Por ejemplo, si yo titulo “Presidente gastó dinero en compra de vehículos en media crisis”, el contenido será visto o compartido por miles más que si yo escribo “Presidente gastó un 40% menos en la compra de vehículos con respecto al año anterior”. Porque eso es lo que desea la gente: que le digan lo que quiere escuchar, no lo que sucede.
¡Y ya sabemos que la gente come títulos, no contenidos! Por eso la gente prefiere ver en televisión las noticias con expresiones cortas y muchas imágenes, porque los detalles de fondo a muy pocos importan.
Y el 99% de la gente comparte títulos engañosos, porque incluso al hacerlo siente que adquiere algún estatus popular, cuando ve la cantidad de interacciones en “likes”, comentarios y reproducciones.
Todo esto ya lo sabemos, no descubro el agua tibia con sal, pero es importante entender que esos periodistas que están ahí, en la conferencia, son mandados a buscar el dolor y la sangre, porque eso es lo que vende, aunque algunos lo hagan con gusto y evidente cizaña anti-gobierno, como todos podemos verlo al mediodía.
Hay medios, incluso, cuyo crecimiento lo basan en publicar esas noticias y hasta el Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez han recibido, como el caso de CRHoy.
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Y esto no es nuevo, señores, ahí tienen a la Extra, un medio cuyo alcance y éxito con la gente durante décadas se ha basado en lo más bajo de la práctica periodística, con títulos y textos manipulados, tergiversados e incluso con evidentes y flagrantes mentiras, sin mencionar sus portadas sangrientas y mal intencionadas.
La Nación, por ejemplo, tiene por enemiga al Estado y en todas sus ediciones el ataque a los empleados públicos, al ICE y demás instituciones es evidente, incluso hasta llegar a hacer lo mismo: tergiversar y manipular datos para lograr efectos que desea.
Escribió en su Twitter esto días el periodista Eduardo Ulibarri, exdirector de La Nación, que “padecemos una plaga de ´medios de prensa´ que no son tales, sino plataformas para impulsar intereses inconfesables, aunque sea a costa de nuestra democracia. Su táctica es difundir mentiras, rumores, invenciones y suposiciones”. Y tiene razón, pero hoy incluso vemos al medio que él dirigió durante décadas haciendo eso y vemos como ese grupo empresarial creó un medio de esa índole, como la Teja, para poder competir con las mentiras y amarillismo de la Extra. Es decir, finalmente la necesidad de morbo basado en “mentiras, rumores, invenciones y suposiciones” se impone.
Y así podríamos seguir con ejemplos.
Los medios, finalmente, hacen y crean lo que la gente quiere. Si la Extra, CRHoy y demás medios crecen gracias al sensacionalismo y las notas basura es porque la gente las quiere, las pide y las reproduce. Es lo mismo que con la comida chatarra o con la televisión basura.
Entonces, ¿cuál es el problema? La educación. Nuestro currículo educativo en ningún nivel enseña, instruye y educa -o no tiene éxito- para la lectura, pero además tampoco lo hace para la capacidad de comprensión de lectura y el ejercicio de algún mínimo análisis sobre las fuentes, los datos, la ciencia, la lógica, lo que es especulación, el método científico, el criterio, el razonamiento… Y claro, para eso hay que empezar por capacitar y entusiasmar a los docentes en el tema, quienes en buena parte son asiduos de las fake news o paparruchas, y como comprobó el Estado de la Nación, son malos lectores.
Sin embargo, incluso gente educada prefiere el morbo y lo que genera: conflicto y polémica, así que en el fondo también estamos de frente a un problema de actitud, de personalidad, del pueblo costarricense. Un tema que debe estudiarse con seriedad, porque puede ser fundamental para el estancamiento o desarrollo de este país.
Quizás algunos piensen que se trata de un problema de redes sociales solamente. Y posiblemente sea cierto, pero a medias. Periodistas que basan sus noticias en estas redes, como si fuera la carpa de circo donde el malabarista murió de una caída o el payaso hizo de las suyas, nos hablan de un espacio ideal en Facebook, principalmente, desde donde el odio y la mentira se imponen todos los días. Para nadie es un secreto que el señor Mark Zuckerberg y sus multimillonarios asociados han fracasado contundentemente en evitar que esa red social sea el principal transmisor del mal social. No obstante, no podemos pasar por alto que si eso sucede en ese redondel es inevitablemente una fuente de noticias sobre lo peor que sucede y, por ende, de lo que la gente desea leer, escuchar y ver. De alguna manera, un reflejo distorsionado, pero un reflejo al fin.
Como sea, con redes o sin redes, lo cierto es que si hubiera gente educada y bien intencionada, que busque noticias edificantes y sepa cómo distinguir el engaño de la verdad, el problema de fondo no existiría o sería menor.
El desarrollo y crecimiento social y económico de una sociedad siguen siendo el reflejo y el mejor indicador del grado de educación de un pueblo, en todos los niveles. Y viceversa…
Me encantó su artículo. Al leerlo pienso en mis clases de Habilidades del pensamiento crítico, asignatura que impartí en la Universidad de Filadelfia, en Xalapa, Veracruz, México. Esta es una asignatura imprescindible para nuestros alumnos.
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