Un tramador con sello de importación ◘ Voz Propia
OPINIÓN. El pueblo es fácil de manipular cuando existe un político hábil para el populismo, es decir, un tramador. Antes pensábamos que los ticos eran educados y no podían caer en discursos populistas, porque ciertamente ya muchos políticos lo había intentado, como Juan Diego Castro, Otto Guevara y algunos ex presidentes en menor grado, como el mismo José María Figueres Olsen. Pensábamos que el tico rechazaba el populismo y “la hablada de paja”.
Pero NO considerábamos que había un aprendiz en otros territorios observando cómo otros políticos manipulan a sus pueblos con relativo éxito, ausente y lejano de los valores costarricenses y del legado fundamental que venía construyendo en 30 años el país. Se quedó en los ochentas y desde los noventas aprendió en otros lados; por eso no sabe valorar ni le interesa fortalecer las conquistas que este país presume de su desarrollo social, ecológico, cultural y político, aunque diga lo contrario.
El mejor mérito del presidente Rodrigo Chaves hasta el momento, en 10 meses, es el de ser un tramador, como dicen en nuestro pueblo. Se trata de un hablador, de una persona que construye una trama (un relato, un cuento) para convencer a los demás de que dice la verdad y está arreglando cosas, aunque los hechos dicen que miente reiterada y descaradamente. Una persona que es “puro cuento”, “pura hablada”, usted póngale su propia frase.
El tramador que se sabe vender
Y casi 7 de cada 10 días se comen ese cuento, esa trama. Eso NO significa que su gestión sea buena o favorable, significa que la ha podido vender bien su mentira ausente de hechos y realidades. Su discurso ha tenido éxito, indistintamente de los logros concretos, porque la gente QUIERE creer que sí es real.
Detrás tiene una granja de troles y un grupo de seguidores dispuestos a empeñarse en las redes sociales, que a punta de videos cortos (algunos francamente ridículos) y posverdades se encargan de hacer creer que hay logros tangibles, aunque no sea así, porque el precio del arroz nunca bajó, porque el costo de la vida sigue alto, porque el desempleo y la pobreza siguen igual de altos, porque sus decretos terminan siendo nada, porque no ha avanzado en la evasión fiscal, porque no ha logrado nada con las pensiones de lujo y porque en general no le conocemos una sola obra propia en 10 meses.
La gira al sur, por ejemplo, fue un recorrido de reinauguraciones de proyectos terminados o casi terminados del Gobierno Alvarado, así como promesas de proyectos que no son viables (como el aeropuerto) y mucho humo con un discurso populista. Firmó una colección de decretos que a la gente no le interesan, porque la gente quiere creer que son reales y que son soluciones, aunque luego no pasen ni el registro de la Procuraduría, mucho menos de la Contraloría o la legalidad.
Más preocupante aún son las mentiras que descaradamente él y sus “yes man” emiten diariamente, como que era la primera vez en la historia que la Sinfónica y el Coro Sinfónico tocaban en el sur, como que por primera vez un Gobierno invierte dinero en recuperación de tierras, como que las obras que reinaugura son suyas o funcionan gracias a sus ideas, ideas que siempre estuvieron en las instituciones (pero él se las apropia).
Por supuesto, la gente no sabe eso, porque no lee artículos como este o simplemente tiene el casete impostado de etiquetar con “prensa canalla” cualquier manifestación que compruebe lo mal que va el presidente macho y tramador que desean tener. Porque ese es el asunto: la gente quiere creer que ahora finalmente tienen uno bueno.
La gente a quien no engaña ese relato político de orden claramente populista siempre se pregunta, ¿pero es que no ven lo que sucede? El asunto es que sí lo ven, pero no quieren aceptarlo, porque por primera vez en muchos años tienen una ilusión así, de que el país tiene un presidente “bueno o excelente” que arregla cosas, que se enfrenta a los corruptos de siempre, aunque solamente sea en su discurso, porque detrás está favoreciendo a otros corruptos.
El presidente Chaves no está oponiéndose a los corruptos del pasado, está perjudicando a un bloque de poder para darle a otro bloque de poder (importadores y cercanos de la campaña). Pero la gente quiere creer que es así y no importa el daño a la institucionalidad, al Estado Social de Derecho o a la democracia, porque realmente no entiende que ese daño está dándose.
Que siga el cuento, la trama, el discurso manipulador. Ya veremos hasta dónde se dejan mentir, manipular y engañar los costarricenses, o es que sacan esa supuesta casta y educación que tienen para comprender, mejor de lo que parece, nuestra realidad política actual. Que siga la función en el palacio para ver hasta cuando los plebeyos se dan cuenta que el rey imaginado realmente no lo era…