29 de mayo de 2023

Un año para la inflexión histórica ◘ Voz propia

0

De lo que no se trata, pero de lo que sí se trata…


Haga clic para compartir en su red preferida:

EDITORIAL. La pandemia transformó al mundo en varios sentidos, pero hay hitos que nos hablan de un cambio fundamental de paradigma en la visión que tenemos de la vida en este planeta.

No se trata finalmente de enfrentar un año desastroso como el 2020, sino de comprender que ese año es el culmen de muchos procesos que los seres humanos venimos enfrentando hacia un lugar que no conocemos.

No solamente se trata de enfrentar “una nueva normalidad” que implica vivir bajo los datos de la red, supeditados finalmente al imperio de la cibernética y la “vida virtual”, se trata también de enfrentar qué significa eso y cómo nos afecta. Hay mucha gente cómoda en este nuevo “espacio de vida”, pero hay otra gente que está sufriendo.

No es cuestión simplemente de darse cuenta que en este planeta hay seres absurdos y que podrían estar en disposición de destruirnos para probar una pose ideológica o religiosa sin sentido, conspiranoicos (conspiracionistas clínicamente paranoicos), fanáticos del juicio final, negacionistas de todo, troles de la estupidez, ruines del odio y otros opios. Es cuestión de comprender que estas personas son tanto un peligro para sí mismos, como para los demás, pero antes que eso son personas rechazadas del sistema y de la sociedad, gente que odia porque no fue educada para el amor, gente que se niega a lo evidente porque prefiero lo falso para saciar su sed de alguna anestesia ante un mundo que le refuta, gente que busca en la estafa del culto consuelo para su miedo a la muerte y lo que consideran está mal.

No se trata de la actitud y la acción irresponsable de quienes juegan con virus en laboratorios poniendo en riesgo la extinción de la misma especie, de quienes puedan manipular la vida humana para el beneficio económico deshumanizado; se trata de los valores y las prioridades que nos definen como individuos y como sociedad, de un capitalismo salvaje y un socialismo corrupto, de ideologías podridas en sus propios preceptos reiteradamente equivocados. Se trata de cómo entender que más allá del a ambigüedad de las ideologías que se viven contradiciendo, están los seres humanos y que finalmente todo depende de ellos. No habrá sistema que funcione cuando quienes lo lideran son corruptos sin valores ni prioridades humanas. Ni Trump, ni Maduro, ni Ortega, ni muchos otros son deseables en cualquier sistema político y social.

Este año nos muestra que si usted quiere emprender, si quiere fundar o mantener su negocio debe aprender las nuevas reglas del mercado: ya no necesita tanto un alquiler céntrico (depende de cada caso), sino un posicionamiento CEO, estrategias de social marketing y una buena casa en la red (sitio web). Pero ante todo debe reconfigurar su actitud, replantearse el negocio y su disposición a hacerlo bien en este nuevo espacio comercial. Hacer las cosas a regañadientes no funciona.

¿Se vacunará usted contra el coronavirus SARS-Cov-2 cuando empiece la inmunización en su país?

El coronavirus SARS-Cov-2 trajo consigo la necesidad imperiosa de observar el mundo con otra mirada, una que no le tenga miedo al cambio, pero que valore lo mejor y más humano del mundo anterior. Eso es un cambio de paradigma, uno que requiere de nosotros más empatía emocional y atender menos expresiones de odio y rechazo (como esos memes y noticias falsas que abundan en las diferentes redes).

No es un problema de aceptar o no aceptar, de creer o no creer en algo, sino de aceptar y creer lo mejor para las personas y rechazar lo peor para las personas, de comprender sin tanta tontería que las personas somos lo que importa, somos quienes vivimos y merecemos dignidad.

No es un apuro de someterse a una fe ciega o un dogma de manera irreflexiva, se trata de un sitio de convivencia donde las creencias puedan respetarse y no convoquen a la violencia social. Muchas manifestaciones callejeras (no todas), por ejemplo, provocan más daño que beneficio al pueblo cuando el perjuicio finalmente va en contra del mismo pueblo que se dice defender. Es el principio detestable de la guerra: no importa las consecuencias y el daño humano si se destruye al enemigo. Si no ponemos al pueblo real primero, el pueblo imaginario del que hablan algunos ideológicos y políticos destruirá la humanidad.

Es el momento para la inflexión, para cambiar el tono y redefinir el rumbo humano.

No es un asunto del 2020, amigos y amigas, sino del futuro, de mañana o pasado mañana, de la posibilidad que nos queda para evolucionar y dejar atrás al peor de todos los virus: el que llevamos dentro como especie humana.


Haga clic para compartir en su red preferida:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.