9 de junio de 2023

Un alegrón de burro ◘ Títeres sin cabeza

0
Haga clic para compartir en su red preferida:

Columna satírica. Por Frank Ruffino. Hoy de madrugada sucedió: el presidente de Colombia optaba por la salida más fácil y cobarde.

Gustavo Petro se suicida.

Leí este titular de grandes y gruesas letras rojas en la portada del diario La Nación lanzado a mi jardín muy de madrugada.

Estupefacto sobre el césped húmedo, y homenajeado por un yigüirro sobre la cuerda floja del alambre eléctrico, contemplé esas cuatro estrellas que forman la Cruz del Sur.

Hice señal de la victoria mientras apuntaba a la constelación por esta mirilla de mi mano en señal triunfante y felicitando a los afortunados habitantes de aquella extraordinaria nación.

Leyendo la nota, no sentí pesar, sólo desconcierto, pues es improbable un comunista totalitario en el poder busque autoeliminarse.

—¡Lo que sí es cien por ciento posible es que antes de estirar la pata destroce su país! —Vociferé.

—Algo así puede sucederle a un tipo de tan baja estofa, perfectamente dable se haya quitado de en medio —sentenció mi lora Chavela, gran filósofa y mariachi, al percatarse de mi congoja.

La rebauticé con ese nombre por estar perdidamente enamorada de nuestro presidente de la República.

—Hum…

Ya desayunándome puse en duda este insólito hecho fuese cierto.

—¿Estaré soñando?

Entonces fui hasta la pared del salón, interpuse el periódico de amortiguador y me di tres o cuatro cabezazos contra el estuco.

—¡Basta ya! …Cosas así de gratas no ocurren en este mundo, será una broma de pésimo gusto.

—¡Gustavo Petro se ha suicidado, Gustavo Petro se ha suicidado, terrorista y guerrillero malo, malo, maloooo, urraaa, urraaaa…!

¡Ay mi lorita pacifista y republicana!

—Que la Parca siga hacia Venezuela, Cuba, Nicaragua y vuele a Rusia —dijo esta parlanchina a todo pulmón mientras batía dichosa sus alas y empezaba a cantar «Me voy a quitar de en medio», de Chente Fernández.

—El diario, mi pájaro, los chichones en la frente… ¿Y aún lo dudas? —Me dije.

El reloj de cucú marcó las seis de la mañana y en ese momento llegó Amabilina, la asistenta doméstica. Aunque analfabeta funcional como casi todos hoy en día, es fanática consumidora de noticias, de las que sean, verdaderas, falsas o a medias.

—¡Abrir a Amabilina, abrir a Amabilina! —Graznó Chavela antes que la mujer pulsara el intercomunicador del portón.

—Bueno, jefe, hoy sábado toca plancha, ventanas y asear la jaula de Chavela la loca.

—Bien, bien… ¿Qué nuevo sucede en Costa Rica y el mundo? —Interrogué esperando me sacara de mi confusión.

—No mucho, Ruffinito: Petro se cogió a toda Colombia, lo dijo esta mañana Chico Barbosa, el fiscal general de la nación… Y aquí, lo único que veo es que usted sueña despierto.

—«Si nuestro amor se acaba, si nuestro amor termina, ya no me queda nada,
para vivir la vida…». —Repetía cadenciosamente Chavelita, mientras, a volumen bajo, miraba el reprise del Consejo de Gobierno por el Canal 13 estatal.

Un cubo de agua me aclaró todo.

Es una mierda retornen mis episodios de sonambulismo.

—«Si me dejas mi Chavelo, no me olvides, si me dejas no me olvides, por favor, nunca me olvides, me voy a quitar de en medio, ¿qué más quieres, qué más pides?».

¡Ay!


Haga clic para compartir en su red preferida:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.