Tortuguero no quiere la calle porque atenta contra preservación y su modelo de turismo
Geovanny Jiménez S. Para muchos, una carretera sería sinónimo de progreso y de mayores crecimientos turísticos para la zona, pero un amplio sector de la comunidad de Tortuguero fundamenta con claridad su oposición a ese proyecto.
Hace unos tres años Daryl Loth, propietario del Hotel Marbella en Tortuguero, visitó con CulturaCR Tours la comunidad de Sierpe, desde donde visitamos regularmente la isla del Caño y la Estación San Pedrillo en el Parque Nacional Corcovado, pasando por los paradisiacos humedales de Sierpe. Su inquietud era conocer algo parecido a lo que viven en se comunidad: un mundo propio rodeado de canales, biodiversidad y encanto visual.

Él ahora es uno de los más fervientes opositores al proyecto de una calle para tener acceso a ese otro paraíso costarricense. Sin duda, encontró riesgos y realidades muy parecidas en contra del desarrollo sostenible.
Empecemos por aquí: la entrada principal al pueblo y al Parque Nacional se da por el río La Suerte, desde el muelle de La Pavona, en Cariari de Pococí, a una hora y media de Guápiles. Es la vía principal, pero además hay una pista de aterrizaje que lleva avionetas regularmente a esta zona que es técnicamente considerada una isla, rodeada por el Mar Caribe, el río Tortuguero y varios canales que conforman el Parque Nacional.
No solo es destrucción ambiental, pero también.
Pero en la lógica comercial falta la carretera. “La calle parte a la mitad al parque y no faltará quien querrá poner un parqueo para 1000 o más carros y afecta el corredor biológico, cuántos animales van a atropellar”, expresa Loth. Además, indica que “una calle abrirá las puertas a los cazadores, a los precaristas, a los pescadores ilegales, es decir, tendrá un impacto directo en la flora y fauna, nos quedaremos sin el producto que ofrecemos”.
Y es aquí donde viene el debate: no solo se trata del inmenso riesgo conservacionista que se cierne sobre el Parque Nacional Tortuguero, sino sobre el modelo de turismo que trabaja la mayoría de negocios actuales en esta zona. Es un asunto de preservar también negocios sostenibles, distribuidos en múltiples pequeños empresarios, que tengan conciencia de futuro y sin esa invasión comercial que afecta el mayor encanto que algunos llaman “la gallina de los huevos de oro”. Un dilema que cruza el país de tajo a rajo.

Loth explica a CulturaCR: “No hay progreso si destruimos lo que le encanta a la gente, pero más importante es que no podemos pensar Tortuguero de otra manera que destruya el hábitat que le da valor, no existe el encanto de Tortuguero si lo metemos en el estereotipo de desarrollo turístico tradicional, a quienes no importa el futuro de Tortuguero es quienes están a favor de esa carretera”.
El ingreso, los finqueros y el aislamiento preferido
“Una carretera romperá no solamente la protección de las tortugas, sino que además destruirá el aislamiento que tanto disfrutamos con el entorno silvestre”, comentan con palabras similares los opositores en el downtown. Ellos defienden que ese aislamiento es figurativo, tienen un Ebais de calidad y protocolos de seguridad incluso para un maremoto. Los vecinos defienden que tienen los mejores servicios posibles y que han venido mejorando. No hay excusa de que están desprotegidos por estar aislados.
Y no mienten. En una de tantas visitas que hacemos, un turista que nos acompañaba visitó el Ebais por una molestia y nos relató algo así como “me jodí la rodilla porque ya venía furris, pero la atención fue de primer mundo, mejor que en San José”.
Quienes abogan por la carretera dicen que “es un atentado estar ahí, porque hay muchos peligros y la salida es horrible”, como nos dijo alguien en La Pavona. “Además, navegar por el río La Suerte no es seguro, es eso: una suerte”.

Esos días, una calamidad del azar hizo que un árbol cayera sobre una lancha, con saldo de una extranjera fallecida. No obstante, tanto los de afuera como los de adentro coincidieron en algo: “fue realmente algo que pasa rara vez“. En todo caso, es un riesgo normal en un ambiente natural, que además es un riesgo mínimo. “Es más fácil que te roben y te maten en San José”, dice un vecino con toda razón. Hay que dimensionar las situaciones.
Al parecer, es un tira y encoge entre quienes afuera quieren darle poder a sus propiedades y los de adentro, que así, como están, se sienten bien. Pero más allá del interés económico, incluso quienes piensan en una carretera saben que el daño ecológico será desastroso. Es el dilema constante de la ruralidad: sobrevivir o proteger, o buscar una conjunción entre ambos.
Pero volvamos al meollo: la Sala Constitucional ha dicho claramente que la “calle” hacia Tortuguero atenta contra los “intereses superiores de la colectividad”. CulturaCR volverá a Tortuguero y hará un sondeo en la comunidad para informarles en amplitud qué quiere la gente.
El conflicto principal es contra la Municipalidad de Pococí -cantón al que pertenece la comunidad-, porque en sus palabras el gran problema es que “responden a intereses de finqueros que quieren dar valor a sus territorios cercanos a Tortuguero“, en palabras de opositores consultados por este medio. Sin embargo, la Municipalidad lo niega (ver video).
Según un guía consultado, nos cuenta lo que todos dicen: “todo este territorio cercano al río (La Suerte) pertenece a un autobusero muy poderoso que también es ganadero y quiere hacerse más rico con estas calles y ganar una nueva ruta para sus buses”. Entonces huele a eso que todos en una fiesta perciben, pero nadie se atreve a decir. Tampoco lo tenemos claro.
Ciertamente, cuando uno viaja por el río La Suerte se encuentra con humedales de gran valor (no protegidos aún), producto de una tala que se realizó en décadas anteriores, pero que ahora ya deja ver árboles creciendo y fauna tratando de ocupar su espacio. En varios recorridos en tours que hemos realizado, vimos crías de caimanes tratando de sobrevivir, gran variedad de aves como la aninga imperial y las tradicionales golondrinas, entre muchas más.
Finalmente hay otras razones de capacidad. “Nuestros tanques sépticos apenas están aguantando con la visitación que tenemos, con más personas nos vamos a inundar de contaminación fecal, además de un turismo que ha demostrado ser irresponsable y descuidado con el ambiente”, agrega Daryl Loth a Culturacr.net.
Tortuguero defiende sus razones. El mensaje es particular, único: estar aislado es lo mejor para la conservación y el modelo de turismo que ellos desean mantener.
“Una carretera no es progreso, el real progreso se trata de hacer esto para nuestros hijos, y para que mañana tengamos muchos que pueden vivir de la naturaleza, no unos que la destruyen”, insite Loth.
El Movimiento “Unidos por el PNT (Parque Nacional Tortuguero)” ha transmitido tempranamente este video:
En media hora, el video realizado por “Era verde” promueve la inmensa cualidad de ese territorio protegido, donde incluso hasta los jaguares se animan a compartir espacios con los humanos, así como el gran riesgo con la calle.
Tortuguero fue durante muchos años un territorio usado principalmente para la tala de árboles de gran calidad y no tenía salida más que por el mar. En la década de los setenta, con la creación del parque nacional, la comunidad empezó a trabajar en el turismo ecológico y convirtió a este destino en uno de los más famosos de su tipo en el mundo, tanto por la conservación de las tortugas como por la belleza escena y toda la biodiversidad que se puede vivir en su hábitat natural.
Hoy la amenaza del daño ecológico vuelve, como una ingrata memoria del pasado, cuando muchos territorios han sido recuperados y revenan hacia el futuro. Incluso, hay zonas aún conservadas y poco conocidas por los costarricenses, como el Canal Espejos que se puede recorrer entre el río Colorado y Tortuguero. CulturaCR Tour lo lleva 3 veces al año a ese paraíso desconocido (detalles aquí).