Por Gustavo Solórzano Alfaro*. “The Batman”, dirigida por Matt Reeves (“Dawn of the Planet of the Apes”, 2014), es mucho mejor que la versión que Christopher Nolan empezó a entregarnos en el 2005. Lamentablemente, esta entrega de Reeves llega con 17 años de retraso. Varios apuntes al vuelo:
Igual que las de Nolan, no es una peli de Batman ni mucho menos de superhéroes; sino de “policías y ladrones”. Es decir, el traje sobra. Ahora bien, si alguien intentara filmar el mismo guion con un personaje X, ¿tendría validez? Probablemente no. Esta ambigüedad respecto a la naturaleza de este tipo de cine y a sus alcances es algo que aún no se ha resuelto.
Ahora bien, las de Nolan aún tenían gestos superheroicos grandilocuentes. Este Batman de Reeves prácticamente carece de ellos.
Lo de los 17 años de retraso es porque esa pompa y circunstancia de lo “oscuro y realista” no solo siempre ha sido un absurdo, sino que además hoy ya es un cliché. Hay aquí otro problema irresuelto a la hora de abordar estas producciones.
A ver: si te interesa hacer una peli “seria” de “policías y ladrones” o un film noir, entonces hacela, pero olvidate de las capas y las máscaras zoomorfas. No seás ridículo. Parecés un fanboy esforzándote por verte “profundo”.
Pero volviendo a este “The Batman” y obviando todo eso, así como los fallos típicos en estas películas, pues está bastante bien jalado. La película funciona casi en todos los niveles y logra desarrollar una personalidad propia. Sí, está llena de referentes, desde ciudades lluviosas à la “Blade Runner” hasta thrillers como “Seven”, pero logra respirar por sí misma y ofrecer una paleta muy personal de matices y colores.
La música es un punto alto. Salvo el tema principal, algo trillado (piénsese en la marcha imperial de “Star Wars”), lo demás es hermoso, sensual y delicado. Una partitura clásica que destaca sobre todo en el tema de Batman y Gatúbela (sí, así le decíamos los boomers en los 80).Por su parte, los villanos tienen en realidad poca participación. En ese sentido, Gatúbela se roba el show. Paul Dano, un gran actor, como el Acertijo, apenas si tiene oprotunidad hacia el final de pegar unos cuantos gritos dramáticos. Aunque ya la gente anda diciendo que es un papelazo. Pues la verdad, no. Colin Farrell, como el Pingüino, incluso aparece más. Lo mismo pasa con Alfred: ni él ni los artilugios tienen mucha presencia. Esto en realidad funciona, porque usualmente son exagerados. Este Batman tiene más limitaciones, como debe ser. No es el omnipotente superhéroe en que lo han convertido, capaz de vencer a la Justice League. Reeves supo entender que hay elementos difíciles de manejar, entonces simplemente pasó de largo: desde evitar volver a contar al asesinato de Martha y Thomas Wayne, hasta darle poca presencia a Alfred, tan omnipresente (en esta versión, incluso hay otra persona que asiste en la casa, que no es la mansión, sino un penthouse gótico en -dónde si no- Ciudad Gótica). Incluso Bruce Wayne solo tiene una secuencia relevante. Fuera de ahí, el protagonista es Batman, que se pasea en su traje como si nada.
Por lo demás, la historia se mueve bastante bien y la película se disfruta.
Apunte final: que a estas alturas el comisionado Gordon siga usando la batiseñal es tan ridículo como que Superman siguiera usando los calzoncillos por fuera.
*Apuntes publicados originalmente en el Facebook del autor.