29 de mayo de 2023

Son los mismos y con las mismas intenciones ◘ Voz propia

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Fundamentalmente son los mismos, un grupo de gente que busca desestabilizar al país y sembrar odio con cualquier pretexto, por más tonto que sea.


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OPINIÓN. El supuesto ‘garante’ de derechos humanos con acento nicaragüense que defendió a Célimo Guido y demás compinches en los bloqueos y manifestaciones violentas frente a Casa Presidencial es hoy líder del grupo anti vacunas que ingresó a la Defensoría y se manifestó gracias a Catalina Crespo.

ESCRITURA LOS MEJORES 2

El mismo negacionista de la pandemia (quien repetía frente a Presidencia “¿cuál pandemia, cuál pandemia?” de manera compulsiva), de origen evangélico, con apellido Albertazzi en sus redes sociales, fue otro ‘líder’ de ese grupo que ingresó a la Defensoría (donde desistió usar la mascarilla) y luego participó de la agresión con insultos frente al Ministerio de Salud. Un grupo de esas personas pretendía entrar al despacho del ministro Daniel Salas y agredirlo, aparte de los insultos y las acusaciones absurdas que ya gritaban desde afuera, después de mantener a los funcionarios de esa institución asediados, encerrados e insultados por varias horas.

Una de las que también tomó la palabra en la Defensoría es una supuesta profesional en salud que antes había dicho en una manifestación que la vacuna magnetizaba al cuerpo, asunto que terminó siendo evidentemente falso (como todas esas conspiraciones ridículas).

Entre el grupo hay supuestos médicos que fueron suspendidos por el respectivo colegio profesional, homeópatas y otras personas que no tienen ninguna relación ni conocimientos ligados al tema de la salud. El caso más conocido de Augusto Vega, quien escribió un texto que se divulga masivamente donde se dice falsamente que denunció y ganó una querella al ministro de Salud, Daniel Salas. La mentira fue demostrada por varios medios de comunicación serios.

Con toda seguridad, si seguimos revisando veremos que uno a uno son las mismas personas que antes se manifestaron, usando diferentes ‘causas’ contra el Gobierno o la institucionalidad costarricense, contra la democracia y la paz, contra el conocimiento y la ciencia. Hicieron bloqueos, marchas, ataques terroristas a medios de comunicación, noticias falsas, toldos de desinformación en las calles, calumnias y difamación contra personas decentes, entre otros daños.

Toda esa gente no usa la mascarilla, no se lava las manos y le vociferan a las personas de cerca sin respetar las distancia, no tienen respeto por la salud de los demás. Hacen bloqueos que afectan estudiantes, trabajadores y ciudadanos que necesitan desplazarse a sus casas y lugares de trabajo, provocan daños a la propiedad privada y pública y mantienen a personas bajo amenaza en los bloqueos. Usan memes y fake news para engañar gente inocente e ingenua con mentiras tan descabelladas como absurdas que solamente las personas sin estudios creen, con el daño a la salud y el riesgo que implica toda esa desinformación alevosamente mal intencionada.

Pero exigen una supuesta libertad para decidir. Sin embargo, la libertad de uno llega hasta donde afecta la libertad y los derechos fundamentales (como la vida) de los demás. Eso lo sabe un niño en edad escolar, se trata de un principio fundamental de la convivencia social humana. (Continúa abajo…)

Fundamentalmente SON LOS MISMOS, un grupo de gente que busca desestabilizar al país y sembrar odio con cualquier pretexto, por más tonto que sea. Son los tradicionales grupos desestabilizadores, grupos que posiblemente nacen de manera espontánea por ignorancia o un permanente estado de insatisfacción con todo (problemas emocionales), por disgusto personal o ideológico con las personas que encabezan las jerarquías o porque son opositores políticos con algún tipo de resentimiento que supera la cordura y la prudencia (quienes no superan una derrota electoral, por ejemplo). Muchos de ellos con una obvia y apremiante necesidad de destacar y llamar la atención para erigirse como políticos con oportunidad de ser electos.

En esos grupos se encuentra el germen de cultivo del terrorismo criollo, una situación peligrosa que sin duda el OIJ, la DIS y los cuerpos de seguridad ya tienen en vigilancia.

Entonces no se trata de grupos aislados unos de otros que defienden causas justas o que persiguen realmente defender derechos cercenados o que luchan contra injusticias sociales, sino de grupos reaccionarios que utilizarán cualquier causa que les suene contra el Gobierno o contra el mismo estado democrático costarricense.

Es perfectamente comprensible que sean opositores al Gobierno y que luchen contra las injusticias estatales cuando estas se dan, que peleen fuertemente por la desigualdad y las necesidades de los costarricenses más vulnerables. No obstante, estos grupitos (porque son realmente pequeños pero bulliciosos) no piensan, no reflexionan sobre las luchas que realmente podrían hacer con validez: podrían pelear aprobar leyes beneficiosa en el Congreso y oponerse a las que son dañinas para la mayoría, por ejemplo; podrían protestar por el maltrato a los niños y ancianos, por la ineficiencia de muchas instituciones dedicadas a la atención de personas vulnerables; podrían exigirle a la Defensoría que trabaje más por la mala calidad de la educación pública que afecta a tantos niños en desventaja y que permite el abuso sindical, entre muchas otras causas que realmente sí afectan a la gente.

Es más, ¿por qué no los hemos visto protestando en los Tribunales de Justicia por la rampante corrupción que se anida ahí con beneficios para los mismos magistrados? ¿Por qué no los vemos luchando frente al Conavi por la estela de corrupción que viene dejando esa institución?

Pero no, se meten en campos donde son fundamentalmente ignorantes, porque su único interés es causar daño y hacer politiquería, no defensa de derechos ni causas justas. Por esa razón siguen reducidos, porque la gran mayoría de los costarricenses los ven mal y no tienen credibilidad más que en quienes los usan para hacer eso, politiquería.

Algunas personas en estos grupos terminan por retirarse por varias causas, pero principalmente porque se dan cuenta que se han convertido en títeres o marionetas de los intereses espurios de otros y que todo aquello por lo que luchaban siempre fue una farsa. Por eso no crecen y aún no son tan peligrosos, pero siempre encontrarán nuevos grupos de personas molestas para atizar…


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