Los primeros agricultores europeos sobrevivieron con ‘genes prestados’

Los primeros agricultores europeos sobrevivieron con ‘genes prestados’
Haga clic para compartir en su red preferida:

(EUROPA PRESS) – Cuando los primeros agricultores se trasladaron a Europa desde Oriente Próximo hace unos 8.000 años se encontraron y empezaron a mezclarse con las poblaciones de cazadores-recolectores existentes.

Ahora, los estudios genómicos de cientos de genomas antiguos de este periodo muestran más ascendencia de cazadores-recolectores en genes de inmunidad adaptativa en la población mixta de lo que cabría esperar por azar.

Los resultados, publicados en la revista ‘Current Biology’, sugieren que la mezcla entre ambos grupos dio lugar a mosaicos de variación genética sobre los que actuó la selección natural, un proceso por el que todos los organismos, incluidos los humanos, se adaptan y cambian con el tiempo.

Los cambios en los genes de la inmunidad aparecieron en la región del complejo mayor de histocompatibilidad (CMH), un grupo de genes que codifican proteínas de superficie de las células y ayudan a nuestro sistema inmunitario a reconocer patógenos. Los investigadores también detectaron más ascendencia campesina en un gen llamado SLC24A5, que interviene en la pigmentación de la piel.

“Esto nos indica que estas regiones del genoma experimentaron selección natural –afirma Tom Davy, del Laboratorio de Genómica Antigua del Instituto Francis Crick de Londres (Reino Unido)–. Las variantes genéticas que portaban predominantemente los cazadores-recolectores en la región CMH y los agricultores en SLC25A5 aumentaron su frecuencia en la población descendiente”.

En los últimos años, el estudio de genomas antiguos ha permitido a los científicos viajar esencialmente atrás en el tiempo para rastrear la evolución de los humanos y otros organismos. Mientras que la mayoría de los estudios sobre ADN antiguo se han centrado en cuestiones arqueológicas, Davy y Pontus Skoglund, del Instituto Francis Crick, e Iain Mathieson y sus colegas de la Universidad de Pensilvania se dieron cuenta de que la creciente disponibilidad de datos estandarizados y compartidos sobre genomas antiguos permite ahora plantearse nuevas cuestiones sobre la selección natural y la adaptación humana en la prehistoria.

Analizaron el ADN genómico de 677 individuos de la Europa mesolítica y neolítica. Su objetivo era buscar desviaciones de ascendencia en los genomas de individuos mezclados y comprobar si esas desviaciones parecían ser el resultado de la selección natural, en contraposición a cambios aleatorios.

Su análisis reveló que un gen asociado a la pigmentación era el más sobrerrepresentado en la ascendencia local neolítica. En cambio, el grupo mixto conservaba más genes del importante locus de inmunidad CMH de los cazadores-recolectores.

Los hallazgos podrían reflejar simplemente la ventaja de tener más diversidad en la respuesta inmunitaria, afirman los investigadores. Por otra parte, los alelos CMH de los cazadores-recolectores podrían haber sido seleccionados positivamente porque facilitaban una mayor supervivencia y adaptación a los patógenos en el grupo neolítico.

Aunque pueden haber intervenido otros factores, los resultados ponen de relieve que la función inmunitaria es un objetivo primordial de la selección natural en las poblaciones de finales de la Edad de Piedra. Los investigadores afirman que la mayor representación inmunitaria de los cazadores-recolectores les sorprendió.

“Durante mucho tiempo se ha pensado que el estilo de vida agrícola impulsó la adaptación inmunológica debido a la mayor densidad de los asentamientos, las nuevas dietas y la proximidad al ganado”, explica Skoglund.

“Cuando los grupos agrícolas se expandieron desde Oriente Próximo a Europa y se mezclaron con los cazadores-recolectores locales, la predicción natural sería que los genes de inmunidad de los agricultores se adaptarían mejor al estilo de vida agrícola y, por tanto, serían seleccionados –explica–. Sin embargo, vemos lo contrario, que la ascendencia cazadora-recolectora está enriquecida en el locus de inmunidad del CMH”.

Según apunta, “esto podría deberse, por ejemplo, a que los cazadores-recolectores ya estaban adaptados a los patógenos que se encuentran en Europa, o podría ser el resultado de una selección natural que favorece la diversidad en los genes de la inmunidad”.

En cuanto a los cambios en la pigmentación, estudios anteriores también habían mostrado selección por razones que no se entienden del todo. “Una hipótesis es que la pigmentación más clara de la piel permitía a los agricultores sintetizar más vitamina D a partir de la radiación ultravioleta, mientras que los cazadores-recolectores podían obtener suficiente vitamina D de su dieta”, dice Mathieson.

En conjunto, el nuevo estudio amplía por primera vez los hallazgos recientes sobre la mezcla adaptativa en la región del CMH a la selección en una población humana de la Edad de Piedra. Los investigadores afirman que el descubrimiento de una mayor diversidad en el locus CMH abre nuevas vías para comprender las adaptaciones que acompañaron al cambio a un estilo de vida agrícola, que, según señalan, fue una transición fundamental que se produjo en todo el mundo a lo largo de la historia de la humanidad.

“Este estudio reveló la selección natural durante la transición agrícola en una región del mundo, Europa, pero otras regiones no se conocen bien -destaca Skoglund-. Futuros estudios de ADN antiguo también podrán abordar hasta qué punto la inmunidad fue un objetivo clave también en otros periodos de cambio ambiental y de estilo de vida durante la evolución humana”.


Haga clic para compartir en su red preferida:

Leave a Reply

Your email address will not be published.