¿Por qué funciona el dióxido de cloro? ◘ Opinión
Como fenómeno social, en la era de las redes sociales, es indudable que la sustancia va logrando sus objetivos.
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OPINIÓN. Por Rodolfo Arias Formoso. Es un hecho que el dióxido de cloro está teniendo éxito en medio de la Pandemia por Covid-19.
Se habla mucho del asunto. Hay incluso médicos, por aquí y por allá en Latinoamérica, que dan “testimonio” de sus poderes curativos.
Surge una tal “COMUSAV”, que es la “Coalición Mundial de Salud y Vida”.
Existe ya una legión de avispados envasando esta dilución con etiquetas llamativas y sacándole plata en abundancia.
Como fenómeno social, en la era de las redes sociales, es indudable que la sustancia va logrando sus objetivos.
¿Cuáles objetivos? ¿Curar a la gente de Covid?
¡No, por supuesto que no! ¡Para nada se trata de eso!
El dióxido de cloro mete un primer gol desde el momento en que es noticia.
Basta que lo promocione un diletante con ínfulas de patriota menospreciado por las urnas -caso de Rolando Araya- para que ese químico (que sirve para limpiar superficies lo mismo que para blanquear papel) sea parte de la comidilla, aquí mismo en Facebook.
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El segundo gol del dióxido de cloro entra fácil al ángulo: es muy poquita la gente que muere de Covid-19 con relación a la que se infecta.
Sólo se complica de una a cinco de cada cien personas contagiadas, y entonces claro, cuidado pierde. Usted le da esa vaina a sus “pacientes”, se le “curan” entre 95 y 99 de cada 100, no tiene que “documentar” nada y basta con que haga alharaca. ¡Se curaron! ¡Se curaron!
Poco importa que se hayan curado porque sus sistemas inmunológicos hicieron el brete.
Usted pone la foto de un “Doctor alemán”, un tal Kalcker. Un tipo rubio y de barbita siempre ayuda, sobre todo si es alemán. Mejor aún con gabacha y estetoscopio.
Da lo mismo, en el fondo, que usted hubiera dicho que basta hervir semillas de níspero y luego darle ocho sorbos diarios al bebedizo.
O que todo está en mezclar Tronex, Nitrofoska y hojas de lotería y diluirlo en un litro de Cacique. Aquí, el único problema sería que la foto del alemán no estaría disponible.
El tercer gol del dióxido entra en tiempo suplementario: se llama angustia. Y la angustia se suele traducir en desesperanza. Y la desesperanza en confabulación. Arrime un fósforo: enciende la hoguera conspirativa.
Una amistad muy querida para mí tiene muy malos el corazón y los pulmones. Toma esa carajada y le dan unas arritmias fatales, pero insiste en que es “su salvación”.
Trato de disuadirlo y me contesta: “los médicos prefieren decir que
un paciente Covid tuvo una muerte digna a salvarlo con dióxido de cloro, porque ese no es un medicamento aprobado”.
Ahí me doy cuenta de que ya nada tiene sentido, y que sólo queda el silencio como único espacio posible. El dióxido de cloro, alimentado de ignorancia, desesperación y afán de riqueza espuria, está funcionando.
Me acabo de leer el articulo en inglés. Y como en todo es muy facil manipular a la audiencia. Las concentraciones utilizadas en animales en este estudio multiplican por mucho las dosis recomendadas en humanos, incluso en el peor de los casos. Y aun mas teniendo en cuenta la diferencia de peso. Es tan absurdo como decir que el azucar es tóxico y no debe tomarse: un estudio demostro en ratas que si se comen un kilo se mueren. Pero supongo que es mejor morirse de Covid que curarse con una sustancia de efectividad aparentemente no demostrada (¿nos hemos vuelto locos?).
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TOXICIDAD del dióxido de cloro demostrada en un estudio publicado en marzo del 2017, por científicos de Taiwán. (Int J Environ Res Public Health. 2017 Mar; 14(3): 329.). Preocupados por efectos tóxicos del dióxido de cloro, usado en procesos relacionados con plantas de tratamiento de aguas negras, protección de alimentos, y otros, investigadores chinos (Taiwán) demostraron cuán importante es la elaboración de esa solución desinfectante, usada para destruir bacterias, hongos, virus y otros patógenos, en procesos industriales. Dicen en parte del estudio: “El uso doméstico e industrial del dióxido de cloro debe evaluarse de acuerdo con la pureza del producto, para lo cual el método de preparación es un paso esencial. Los materiales de partida de baja pureza (p. Ej., 5% de HCl y 10% de NaClO2) tienen un alto contenido de impurezas”. (Como el que se vende en Costa Rica, agregamos). Y agregan, “Si el producto de estas reacciones no se purifica más, muestra altos niveles de impurezas, por lo que son útiles solo para el tratamiento de aguas residuales pero no adecuados para el contacto con humanos o alimentos debido a las impurezas dañinas”. O sea, el dióxido de cloro producido sin cumplir con controles de calidad rigurosos, pueden ser muy peligrosos para las personas que lo manipulan. Para sus experimentos, los científicos usaron “una solución de dióxido de cloro utilizando un método electrolítico que fue posteriormente purificada utilizando una membrana, determinándose que la solución contenía 2000 ppm (partes por millón) de dióxido de cloro gaseoso en agua”, de gran pureza. En sus ensayos con animales, indican que “Los ratones fueron alimentados con agua potable que contenía hasta 40 ppm de dióxido de cloro durante 90 días; no detectándose toxicidad en la prueba de toxicidad oral subcrónica, a diferencia de lo reportado por Daniel et al, que encontraron toxicidad oral expuesta del dióxido de cloro en el agua potable administrada a ratas durante 90 días; utilizando varias concentraciones de dióxido de cloro, donde el peso del bazo y el hígado disminuyó significativamente a 25 y 50 mg / L, respectivamente, y mostraron lesiones nasales causadas por 25 mg / L de vapores de dióxido de cloro en el agua potable. L. Bercz et al realizaron una prueba similar en monos verdes africanos (Cercopithecus aethiops) utilizando 0, 30, 100 y 200 mg / L de dióxido de cloro durante 4–6 semanas, donde 200 mg / L de dióxido de cloro causó eritema y ulceración de la mucosa oral después de 1 semana, y 100 mg / L de dióxido de cloro redujo los niveles séricos de tiroxina después de 6 semanas”. Resultados que demuestran que para los procesos señalados (que ¡no tienen nada que ver con las “calidades medicinales” que algunos alegan sin aportar ni un solo estudio que avale sus afirmaciones!) es importante utilizar soluciones de dióxido de cloro, obtenidas mediante procesos como el descrito, mediante método electrolítico, filtrado ultrafino y adición de agua de ósmosis inversa. Ello porque, como reseñan los investigadores, “El producto Cl2 puede reaccionar con la materia orgánica para formar trihalometano, que es un carcinógeno, y los aniones cloroxi, como ClO2- o ClO3−, pueden ser perjudiciales para la salud humana”. El estudio reafirma lo conocido, o sea que es una sustancia desinfectante muy usada, por ejemplo en recintos hospitalarios y para el tratamiento de aguas negras y desinfección alimentos, pero que aún para ello, se debe tener especial cuidado con las concentraciones usadas y el origen del producto vendido comercialmente, pues su alta toxicidad puede afectar la salud de los que se exponen a sus gases y soluciones. (FREDDY PACHECO LEÓN). https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5369164/
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