OPINIÓN. Politizando, desgastando y desmantelando, el ejercicio político preferido del populismo autoritario de nuestros tiempos. Significa, en dos platos, usar la inocencia e ignorancia del pueblo para grandes negocios de unos pocos. Veamos este ejemplo.
La Aresep es una entidad TÉCNICA, no política. Su decisiones no se dan porque al regulador general o sus técnicos especialistas se les ocurre para joder a las personas o, en su defecto, a las instituciones. Son decisiones técnicas que se realizan con un modelo tarifario establecido y una metodología que establece claramente la legislación costarricense. Es LA LEY.
La Aresep no es “enemiga de la patria” o está a favor de los intereses de uno y de otros. Fue creada para REGULAR los precios, para que no haya, precisamente, abusos tarifarios de instituciones o empresas, ya sean estatales o privadas. Nos referimos al caso en que el ente regulardor y el ICE enfrentan desacuerdos por las tarifas eléctricas para julio.
Politizando
Sin embargo, como ha sido la costumbre de este Gobierno y sus seguidores, buscan POLITIZAR el tema y poner a la institución reguladora como una entidad “diabólica”, enemiga del pueblo. Eso, fundamentalmente, es ridículo, pero cuando algo es politizado la gente se mueve en manada a repetir en redes sociales lo que les dijeron que repita, y no importa si entienden de qué hablan, si saben algo del tema o si están repitiendo mentiras; la misión es repetir y repetir, miente y miente que algo queda.
La Aresep, según su modelo establecido, debe poner tarifas y esas decisiones según el modelo se rigen por muchos criterios establecidos por muchos años. Uno de ellos es proteger al ICE, por ejemplo, de los embates del clima y la condición de los embalses que producen el 75% de la electricidad costarricense. Otro ejemplo es el de los precios internacionales del crudo, que definen el precio de la gasolina o el diésel de uso comercial.
Si la Aresep no aplica esos modelos y metodologías incurre en ILEGALIDAD, pero además podría hacer un daño enorme a instituciones como Recope o el ICE, hasta destruirlas por falta de rentabilidad, es decir, quebrarlas. Y ya sabemos que esa puede ser la intención de multimillonarios que se flotan las manos con el inmenso negocio de las energías.
Por esa razón, los embates del Gobierno y sus jerarcas (los presidentes ejecutivos del ICE y Recope) por rebajar los precios a los consumidores no son pura bondad y maravillosa intención. NO, en cada precio bajísimo que se aplica el daño directo es a las instituciones, las va desgastando poco a poco y disminuye su rentabilidad, su capacidad de inversión en nuevos proyectos de generación, las endeuda y las va socavando para asfixiarlas.
Es claro que en una visión individualista y egoísta del asunto a los ciudadanos solamente les interesa precios más bajos, pero también es cierto que si se acaba con el modelo solidario de producción eléctrica que actualmente funciona, luego no habrá descuentos cuando se venda el excedente al mercado regional.
Y si se cumple la panacea de los neoliberales y grandes empresarios del país, vender las empresas exitosas del estado, vendrán empresas privadas a ganarse por millones y millones (en unas pocas manos) todo lo que el país ha construido (toda la red energética nacional), reduciendo costos, eliminando personal y manteniendo precios sin control.
Entonces la fórmula de Rodrigo Chaves y su grupo es sencilla: POLITIZAR, DESGASTAR y finalmente DESMANTELAR lo que tanto orgullo y beneficios nos ha dado.
Pero sus ilusos seguidores piensan que realmente el presidente Chaves quiere bajar el precio de la electricidad y por eso culpan a la Aresep, el demonio de la semana (y la ataca sin escrúpulos sembrando dudas infundadas de “corrupción” o mala actuación, como la hace cada semana). La Aresep aplica técnicamente un modelo que le permite al ICE subsistir y seguir generando proyectos y éxitos en generación de energías limpias, sin contaminación ambiental, como muy pocos países pueden presumirlo.
La verdadera intención es desmantelar al ICE, a Recope, al Banco de Costa Rica, al INS y demás instituciones, para luego venderlas, qué digo, comprarlas en conjunto con los grandes financistas. No las quieren vender, las quieren comprar.
Sin embargo, el trolismo chavista, siguiendo las líneas de autoritarismo de su jefe magnánimo y de sus manipuladores sociales insiste en defender cualquier cosa, incluso cuando ignoran de qué se trata. Y uno los entiende, no se puede culpar a alguien de hacer lo incorrecto si no sabe que es incorrecto. El problema es que, a pesar de que se les dice y se les prueba con creces hasta el agotamiento, siguen sirviéndole a causas que no imagen cuánto daño les hacen a ellos mismos. Ese es, precisamente, el gran éxito del populismo.
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