Elecciones municipales: Entre la demagogia y la insensatez ◘ Voz Propia

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OPINIÓN. Apenas pintan las elecciones municipales, pero todo indica que las opciones de los costarricenses estarán entre la demagogia y la insensatez.

Con la llegada de nuevas fuerzas populistas a la política costarricense, el empuje da visos claros de que se tratará de una contienda por ver quién engaña más y quién lo hace mejor, con más efectividad propagandística. La discusión de ideas y soluciones, otra vez, será un asunto de tercero o cuarto plano.

Primero es preciso entender que las elecciones municipales no son como las presidenciales, al contrario, son más las diferencias que se pueden palpar. El interés ciudadano en las municipales es muy bajo y las votaciones usualmente no superan el 40% de votos del padrón, en el mejor de los casos. Además, la conquista del voto no se realiza mediante publicidad general, sino más enfocada y segmentada, desde el puerta a puerta hasta la capacidad de hacer mitines que tenga un grupo.

Antes, por definición, se sostenía que los partidos políticos con mayor activismo y capacidad dirigencial local tenían todas las de ganar. Hoy no estaría tan seguro de que esa fórmula funcione con las nuevas formas que la política costarricense está presenciando en los últimos dos o tres años.

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El uso de redes de comunicación, redes sociales y mensajería son nuevas estrategias que se verán en esta oportunidad. El Gobierno, por ejemplo, construyó una serie de grupos de WhatsApp donde envía videos de cadenas y promocionales. ¿Qué garantiza que toda esa información de teléfonos chavistas no será usado subrepticiamente por algunos de los partidos que suponen la representación del presidente Chaves?

Tanto el PLN como el PUSC han dominado históricamente, gracias al partidismo y capacidad dirigente, las elecciones locales. Pero hoy surgen agrupaciones políticas nuevas que reclaman un espacio para destronar al PLN y al PUSC, este último fiel a su política de oportunismo, hace alianzas con tirios y troyanos.

Pueblo Soberano, Progreso Social Democrático y Aquí Costa Rica manda pelearán por decirle a la gente que son “la esencial, la vida, el corazón y el verdadero” chavismo o rodriguismo. Los juegos de la semántica política, el engaño y las disputas están a las puertas. El más reciente estudio del CIEP dejó claro que 8 de cada 10 ciudadanos no sabe cuál es el partido del presidente y los otros 2 de cada 10 están confundidos entre esos 3 partidos e incluso otros mencionados.

¿Entre la demagogia y la insensatez?

La situación anterior nos arroja a los ciudadanos que votamos un panorama desesperanzador que se ubica en un limbo entre la demagogia tradicional del PLN y el PUSC o la insensatez, oportunismo e improvisación de nuevos grupos que se dicen representantes del oficialismo. El oportunismo y los movimientos son tales que vemos gente del PUSC hablando de alianzas con gente de “Aquí Costa Rica manda” o “Patria Primero” (Limón).

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Emprendimiento de Costa Rica

La insensatez es tan desilusionante que vemos en la candidata del PUSC en San José con posiciones antivacunas y antisanitarias, pro Trump y contra las recomendaciones médicas defendidas por los mejores especialistas del mundo, porque dice que “sabe de biología”. Es decir, más parece una candidata de Nueva República.

La demagogia es tal que el PLN y el PUSC están usando como trinchera política el plenario legislativo para congraciarse con grupos y sectores de la sociedad por claro populismo pre-electoral, con discursos que hablan de “nuestro compromiso”, de “estamos con ustedes”, de “nos preocupamos por los que más necesitan” y afines de la demagogia tradicional. Ni qué decir de la retórica vacía del oficialismo cuando habla de “hablarle al pueblo directamente”, al estilo Pilar Cisneros.

Y en el espacio de la demagogia e insensatez, sin duda alguna, se ubica Nueva República, un partido religioso, confesional, cuya agenda única parece ser combatir lo que denominan “ideología de género”, pero que ignora todo el espectro político y no tiene soluciones a las necesidades comunales concretas, excepto que quiera llenar de templos y cobrar el diezmo masivamente en cada cantón (aunque eso ya existe). No sería raro ver alianzas de este grupo con los partidos del presidente o incluso con los “socialcristianos” y liberacionistas, cuando ha sido claro que solamente buscan el poder para imponer su agenda conservadora y retrógrada.

En medio de eso quedan dos partidos que parecen ideológicamente más responsables, menos populistas y más serios en sus planteamientos: el Frente Amplio y el Liberal Progresista; ambos claramente con ideología adversas. Ninguno de los dos partidos, sin embargo, con arraigos comunales fuertes; el Frente Amplio -con más trayectoria- es un partido que ha logrado una o dos alcaldías en alianzas en su historia. El PLP es nuevo y será su primera prueba de fuego en la organización comunal.

Después están los partidos locales, provinciales o cantonales, que han demostrado mover miles de personas principalmente con base en la fuerza que desplegan líderes locales de renombre. Partidos de alquiler o turecas, como el PNG o el mismo Fuerza Nacional -hoy Aquí manda Costa Rica- son usados para llevar personajes que logran movilizar los pocos y suficientes votos gracias al gran abstencionismo ciudadano en estas elecciones. La abstención irresponsable de la mayoría es la ventaja de las minorías inescrupulosas.

¿Qué viene para estos comicios municipales? Elegir entre la demagogia y la insensatez o elegir partidos ideológicos con mayor compromiso y menos posibilidades de ganar para dejar un mensaje de seriedad y responsabilidad que este país necesita recuperar. Derecha o izquierda, capitalismo o socialismo, liberalismo o conservadurismo, progresismo o confesionalismo, en estas elecciones (y las de 2024) la lucha será por recuperar la decencia, la responsabilidad y la seriedad de la política costarricense, superar el populismo y la kakistocracia, la demagogia añeja como la más actual y la evidente insensatez politiquera que tiene sumida a Costa Rica en una suerte de aletargamiento.

Nos urge sacar de las casas a la gente para que vaya a votar contra esos serios problemas que enfrenta nuestra democracia, nos urge un movimiento que convoque al 70% que no vota en las municipales, principalmente para detener el empuje de la estupidez en la política nacional, para que vote por la gente más seria, más responsable, que presente mejores soluciones y tenga un profundo respeto por la verdad y los valores democráticos. No por habladores, porque se dicen chavistas, liberacionistas o cristianos, sino porque se dicen proponentes de lo mejor para cada comunidad, y lo demuestran.

Quizás construyamos en estas elecciones municipales un nuevo hito en Costa Rica y les demos una lección a quienes lucran, viven y juegan con la política como si fuera vender una Coca Cola y no un legajo de ideas y soluciones concretas.


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