Escribe el propio autor de la obra en el prólogo a la primera edición de esta obra que: “Los libros no son material fijo. Los libros mejoran o se descomponen con el tiempo. Libros de actualidad maravillosa se van perdiendo en el horizonte de los años; otros son como resucitados que se alimentan de los siglos”.
Como si fuera una premonición de su obra literaria, Jiménez logra ver de alguna manera el futuro de sus dos libros más relevantes: “El jaúl” y “El domador de pulgas“.