Enseñanzas de la pandemia: el gran riesgo de la extinción humana por sus creencias

Ampliado de su original de Facebook. Cerraron una página de fake news antivacunas y anti pandemia que llamaban Bicentenario. Solamente tonterías publicaban, tergiversaron y manipularon información para engañar a incautos y desconocedores de la ciencia. Es una buena noticia que Facebook actuara, aunque muy tarde, pero nos recuerda las enseñanzas de la pandemia.

De hecho, no es la primera página de Facebook anti vacunas que cierran, antes también habían cerrado CRN de Marvin Rojas, desde donde se emitían expresiones de odio contra el Gobierno anterior y se instigaba contra las medidas de protección sanitaria para evitar el contagio por Covid-19.

Estos son los mismos grupos, divididos en células deformes o sin forma, que invadieron el Hospital de Heredia el 26 de enero pasado. Se dicen profesionales y científicos, pero sus comportamientos, actitudes y razonamientos distan mucho de serlo.

Enseñanzas de la pandemia

La pandemia nos dejó muchas enseñanzas, pero posiblemente la principal es que somos capaces de auto destruirnos por nuestra ignorancia y nuestro fanatismo político. Con un virus más mortífero la humanidad simplemente no la ve, serán inevitables estos grupos de conspiracionistas.

Me queda claro que por culpa de estos grupos muchas personas perdieron la vida y vieron enfermar y morir a sus seres queridos. Casi todos conocemos o vivimos historias de gente que “por no creer” en las vacunas anti Covid, gracias al miedo creado e infundido por estos organismos extraños de la sociedad.

Sus hipótesis engañosas y mentiras lograron manipular gente con factores de riesgo y cayeron en la trampa por ignorancia o rencor político, incluso algunos líderes de esos grupos. En Culturacr.net sacamos varios reportajes sobre líderes antivacunas que enfermaron y murieron por su terquedad y sus creencias absurdas, como el caso de Marcus Lamb y un grupo extenso de otros seguidores de esta nueva forma de culto o secta. Algunos incluso murieron por no aceptar atención médica a cambio de la mentira del dióxido de cloro. Algunos se arrepintieron muy tarde. Aquí puede ver un recuento parcial de los casos más sonados hasta el 21 de diciembre de 2021.

Es la posverdad: creer aunque la inmensa evidencia esté ahí para ser constatada. Por ejemplo, las evidencias sobre los ínfimos efectos secundarios de las vacunas contra el coronavirus SARS-Cov-2 son abrumadoras en todo el mundo, donde se han aplicado. Millones de profesionales de la salud reportan diariamente esos datos en los registros de todos los países del mundo y son claros: son como los efectos secundarios de cualquier otra vacuna. Pero esta gente insiste en tergiversar datos, manipularlos y hasta mentir para engañar a sus seguidores y, si pueden, expandirse.

Es como pretender tapar el sol con un dedo o como vivir en una caverna queriendo ignorar que hay una salida donde se puede percibir y ver el sol. Una y otra vez grupos científicos, de fact check, medios de comunicación serios del mundo y organizaciones de primer nivel han refutado sus teorías y supuestas pruebas, pero cada mes consiguen un nuevo relato tergiversado para continuar en su juego de muerte.

Las enseñanzas de la pandemia pueden ser muy fuertes, la principal es que estamos dispuestos a sacrificar vidas humanas por creencias absurdas, antes que atender la evidencia científica y lo que podemos observar con pruebas y hechos abundantes. Es decir, porque hay todavía grupos de humanos que quieren seguir viviendo en las cavernas.