28 de marzo de 2023

La falsa lógica y confusa ética que pide la renuncia de Welmer Ramos (Opinión)

¿Implica una denuncia que un político es ya culpable? En Costa Rica cometimos un error que va más allá de la ética o del derecho y tiene que ver con la lógica social y política…

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OPINIÓN. No basta con decir que el guanacasteco Welmer Ramos es un excelente diputado, que está legislando a favor de la gente y en contra de poderes financieros de gran alcance mediático, o incluso que es buena persona para quienes le conocen su calidad ética y humana.

Nada de eso finalmente es determinante, pero es cierto. Algo que sí resulta muy determinante en esta situación es que el señor Ramos firmó un documento de dice expresamente que él se comprometía a renunciar si se comprobara falta alguna, lo que no puede decirse de un dictamen del ente procurador cuando habla de “una posibilidad” de que haya sucedido tráfico de influencias. Como decir que hay una posibilidad de que un árbitro fuese comprado porque erró al no señalar un penal, o lo contrario, finalmente son coincidencias no demostradas y que se generan por la especulación.

En su caso, con 38 reformas a reglamentos para liberar mercados y mejorar la competencia en función de los precios, una de esas reformas a un reglamento no puede demostrar culpa en ninguna circunstancia; más aún cuando se hizo como parte de una política anunciada y reiterada para eliminar un oligopolio perjudicial para la gente, y que tenía los precios del cemento por los aires, al manejo antojadizo de solamente 2 compañías.

Pero detrás de eso el gran problema es una falsa lógica y una confusa ética que el mismo Partido Acción Ciudadana debe proponerse corregir lo más pronto posible.

Me explico: ¿Por qué en Costa Rica toda denuncia sobre temas de política o sexualidad cargan un manto de culpabilidad muy pesado? ¿Acaso si el Ministerio Público o la Procuraduría denuncian implica que ya por eso el indiciado es culpable? No puede ser que acusadores se conviertan en juez y parte, en determinantes de un delito y en destructores ad portas de la imagen de una persona.

¿Convertimos a la Procuraduría (abogado del Estado), a la Contraloría General de la República, a la Fiscalía, a los medios de comunicación y a los opositores en juez y parte de la politica costarricense?

Pero eso parece cliché, el asunto va más allá: la ética. En Costa Rica cometimos un error en la última década y en eso es culpable el Partido Acción Ciudadana: una denuncia per se no implica automáticamente una falta a la ética.

En los últimos gobiernos del Partido Liberación Nacional la gente estaba tan cansada, hastiada e indignada por las reiteradas denuncias de corrupción, que lógicamente cualquier denuncia en medios era asumida como un chorizo (y esa costumbre se perpetua hasta nuestros días). Y aunque todos sentimos y creemos que muchos fueron ciertamente actos de corrupción, no todos lo fueron.

El PAC y sus seguidores más apasionados, incluyendo un grupo ferviente de la izquierda, debe hacer un mea culpa y pedir disculpas por haber agraviado a muchas personas que posiblemente eran inocentes. Me incluyo en esa reflexión, hace 10 o 15 años -al igual que el PAC- yo no era tan maduro ni había aprendido la lección.

Y aceptar el error es un gran paso para la madurez humana e institucional, y también un escalón hacia una política diferente, evolutiva y decente.

No podemos en Costa Rica seguir culpando a las personas -políticos o no- por denuncias que se hacen, sin respetar el derecho de presunción de inocencia, sin permitirles demostrar lo que corresponda. No podemos en Costa Rica seguir con el cuento de que el PAC como garante de la ética debe asumir cada denuncia como si fuera ya una culpa. Eso no puede ser, es absurdo.

Ayer escuchaba a una periodista de Telenoticias del 7 decir que “al perecer ya en el PAC la figura del garante de la ética ya no existe”, y de seguido a don Ignacio Santos dejarse acompañar con la frase: “Usted lo ha dicho bastante claro”.

¿Que el PAC ofreció como bandera política de lucha la ética? Correcto, pero una denuncia que implica una “posibilidad de delito” no puede achacarse automáticamente como una falta a la ética. ¿Que el PAC habló de garantes de la ética? En efecto, pero no los inventó ni es una marca que le pertenece.

La ética es un concepto manoseado, como todos aquellos que se usen con politiquería. La ética no es la pureza inmaculada, no es carecer de detractores u opositores, no, hasta lo más grandes garantes de la historia han tenido antagonistas que les han denunciado.

La ética es una conducta, una actitud y una moral asociada a la decencia, la honestidad, la transparencia y otros valores esenciales de una conducta humana deseada o correcta. Es, por tanto, muy subjetiva en buena parte, pero bastante clara en otra parte.

Un político (y aquí debemos incluir sindicalistas, dirigentes, empresarios políticos y otros) o un ciudadano común se rigen usualmente por su propia ética, según la que consideran correcta. Pero cuando una persona de esas es acusada o denunciada no implica que falte a la ética o que haya una conducta indeseada.

En Costa Rica, por idiosincracia, tenemos el hábito de acusar y hablar a las espaldas, de señalar en los pasillos, pero rara vez de COMPROBAR lo que decimos. Sí, el serrucha pisos típico que con un poco de sorna, maña y gracia incluso se encarga de vilipendiar la imagen de otros. En política esa conducta es bastante normal.

Por esa razón, hoy, ante muchos eventos y la experiencia que se nos presenta, ya es hora de desusar ese estribillo o cliché de que una denuncia es una falta a la ética o de que si es el PAC debe ser impoluto, aunque demuestre su inocencia. Porque de ser así, señores, tendríamos que pedir la renuncia a un puñado de diputados, ministros y viceministros, sindicalistas, dirigentes, e incluso algunos incluso tendrían que renunciar a su ciudadanía costarricense. Y todos los partidos y todos los grupos y todo el país tiene de esos que han sido denunciados.

El gran problema, finalmente, es que en Costa Rica tenemos un sistema judicial que hace rato no es ni pronto ni cumplido, y mejor no hablemos de su credibilidad con el pueblo, pero esos ya son otros temas…

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