Por José Luis Amador. OPINIÓN. Se dice que hay un alto porcentaje de indecisos. En realidad, la situación es peor. Los votantes no saben para dónde agarrar. El electorado entiende que unos candidatos son demasiado capaces y astutos, pero tienen el poder de traicionar y hacerle daño en beneficio suyo o de la élite. Han demostrado reiteradamente que no son de confiar.
Otros candidatos son demasiado novatos y tampoco resultan confiables, quizá no por su mala fe, pero sí por el temor a que no sepan gobernar. Hay otros casos pero desde la percepción popular el problema es el mismo.