La banca costarricense ha sido una gran decepción en la crisis por el Covid-19 ◘ Opinión

La banca costarricense ha sido una gran decepción en la crisis por el Covid-19 ◘ Opinión
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OPINIÓN. Cuando uno afirma algo así debe tener suficiente sustento para comprobarlo y, en este caso, créanme, no es tan difícil argumentar cómo la banca costarricense se ha quedado corta ante una emergencia humanitaria como la que enfrentamos.

Lo primero es comprender que como hay bancos privados y públicos, las responsabilidades y compromisos son distintos en cada caso.

Los públicos

El Gobierno de la República, en voz del presidente Carlos Alvarado, instruyó a los bancos estatales para que crearan instrumentos que permitieran a los deudores hacer prórrogas o readecuar sus créditos en condiciones favorables. Pero la respuesta de la banca “nacionalizada” fue decirle a los deudores que envíen cartas y llenen formularios para “analizar” cada situación.

Semejante nivel de insensatez no nos sorprende, porque tenemos décadas de vivirlas con esta banca que se hunde en la ineficiencia, lamentablemente. En lugar de decidir medidas generales que apliquen a todos los créditos por igual, o bien, una lista de medidas para cada tipo de crédito, “nuestros” centros financieros obligan a los costarricenses a realizar trámites cuando no pueden salir porque están en cuarentena.

Pero más aberrante en casos como el de los adultos mayores. Menciono un ejemplo: una adulta mayor en cuarentena pide una prórroga en el Grupo Mutual y le dicen que debe presentar un formulario firmado e imágenes de su cédula por correo electrónico. Ella no tiene correo, ni sabe como firmar un documento electrónico, ni conoce los datos que le piden, tan absurdos que parece surrealistas: cuántas cuotas le quedan para concluir el crédito, número de operación y otras cosas que los funcionarios deberían saber con un simple número de cédula.

Al final, la persona tiene que jugarse la vida y salir a realizar el trámite porque no sabe y no puede hacer algo que quizás para nosotros es muy básico. ¿Qué les cuesta poner un formulario en línea que pueda llenar la señora con los datos básicos y la solicitud expresa mediante un número secreto que se le dé vía telefónica o un mecanismo más sencillo?

Pero más grave ha sido la lentitud en la respuesta de los bancos del Estado, que pareciera no saben o no entienden qué deben hacer o qué pueden hacer para paliar las consecuencias de la crisis, esas que en unos meses podrían estallarles en la cara.

Pero eso no es lo más grave: ¿por qué esta banca que tiene una visión social, en teoría, no defiende abiertamente el tope a las tasas de usura que quiere regular el proyecto de Welmer Ramos y David Gourzong? ¿Será que esta banca también está tomada por el gran capital nacional a quien le sirve desde sus juntas directivas? Ya vimos el caso del Banco de Costa Rica en el Cementazo y cómo funcionan estas entidades, un tema que está ahí, en el tintero aún.

No hay respuesta de los bancos públicos, no hay una muestra real, que se sienta, de que realmente les interesa la gente, sus clientes.

Privados

Algunos dicen por ahí que el BAC San José o BAC Credomatic sí ha dado el ejemplo con sus acciones en esta crisis. Eso es tan falso como un billete de 297.040 colones.

Esa empresa ofreció en su publicidad que las personas no paguen sus intereses (o mensualidades, que casi son lo mismo dadas las altísimas tasas de interés) en dos meses, creo, pero que luego esos intereses serán cargados al principal de su deuda. ¡Mañosos! Eso es pagar interés sobre interés, la deuda más cara que existe en el mercado de la usura bancaria. Eso en lugar de ayudar a la gente lo que busca es sacar provecho de la crisis, de la manera más poco ética y moral que existe. ¿No es decepcionante eso para usted?

No hay beneficio en una prórroga que luego será más cara para usted, el verdadero beneficio es, como sucede con el Grupo Mutual y algunos bancos, que no le cobre a usted uno o dos meses y esos meses se suman al final del crédito, porque así no hay cargo de más intereses. El BAC atraca pero le hace entender a la gente que le está ayudando, una idea básica en ese negocio desde siempre.

¿Qué más han ofrecido los bancos privados en esta crisis? ¿Acaso están dispuestos a mermar sus ganancias cediendo a sus deudores un porcentaje de las cuotas por 6 meses, qué sé yo, tal vez un 50% menos para que la gente pueda pagar? ¿Y qué tal si bajan los intereses a la mitad por un año mientras la economía se recupera? No, jamás, cómo se nos ocurre, es el dinero que se ganan con el sudor de su frente, cómo van a ceder REALMENTE en beneficio de la gente…

El problema de fondo

Aquí la situación con la banca costarricense, depositaria de la Asociación Bancaria Costarricense, entidad que hace presión con éxito tanto en las autoridades del Banco Central como de la Sugef, es que pareciera no medir las consecuencias que vendrán ante su avaricia.

Hay gente ya que no puede pagar los créditos, cuánta gente no podrá hacerlo después de la crisis, cuando se hagan tan pesados que pasen a un segundo o tercer plano ante las necesidades inmediatas de sobrevivencia. En días pasados cientos de miles de costarricenses atiborraron los supermercados con sus tarjetas de crédito para comprar y abastecerse de todo cuanto pudieron. Los estantes quedaron casi vacíos solamente dos días después de que la locura y el alarmismo hicieron mella. Y sabemos que ya o pronto habrá sectores golpeados que vivirán a punta de tarjeta de crédito.

El punto es que, al ritmo de interés sobre interés, de adecuaciones insuficientes y de usura bancaria sin control, podemos estar a las puertas de una burbuja financiera peligrosa, en la que sencillamente muchos podrían llegar a perder sus casas, sus salarios, sus vehículos y cuanto tienen, frente a bancos a quienes no interesan realmente esos bienes.

La pobreza que esto generará es considerable y podría arruinar al país, mientras la banca quiere seguir aprovechando la situación para su inútil acumulación.

¿Es consciente la banca estatal de que no está haciendo lo necesario para evitar que los costarricenses sufran mientras ella juega a las empresas y a las finanzas con grandes inversionistas mientras la mayoría de personas no puede salir adelante?

Y entonces yo me pregunto una y otra vez: ¿Para quiénes realmente trabajan la banca “nacionalizada”, el Banco Central y la Sugef con el salario que les pega el Estado, es decir, todos los costarricenses? Nos están debiendo, con intereses sobre intereses y ya el pueblo no da para más, y esta crisis puede ser el gran garrote del pueblo ante los abusadores.

Después no se pregunten por qué el pueblo apoyó la privatización de esos bancos públicos (que tanto ansían los neoliberales y grandes empresarios del país) y por qué apoyó partidos populistas y dictatoriales que vengan a poner orden ante los desmadres de funcionarios y jerarcas que tienen amos muy particulares.

Y aún así siguen presionando e incitando a los diputados que los favorecen en el Congreso para obstruir la ley que pone tope a las tasas de intereses y la usura que se manifiesta en cláusulas abusivas y cargos exagerados que convierten a las deudas impagables. ¿Cuánto falta para que haya un movimiento social y ciudadano que se decida a no pagar en conjunto los préstamos bancarios? ¿Qué consecuencias tendría eso para el sistema y para la economía? ¿Cuánta culpa arrastrarán quienes hoy no toman las medidas sociales y humanas necesarias para contener esa debacle?


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