Éxito fiscal en perjuicio de la inversión social (1) ◘ Voz Propia
OPINIÓN. El perjuicio de la inversión social para buscar el éxito fiscal es claro en las medidas implementadas por el Gobierno de Rodrigo Chaves durante sus primeros 10 meses. La evidencia es clara y se impone a cualquier palabrería de troles o politiquería. Son hechos contundentes que así lo indican, veamos los más sonados.
No estamos seguros qué fue primero, pero el golpe a la Educación fue claro y fulminante cuando en la propuesta del Ejecutivo se rebajaron ¢50.000 millones (equivalente a TODO el presupuesto del Ministerio de Cultura y Juventud, así como ¢39.000 millones al Ministerio de Salud.
A Cultura también se le intentaron quitar ¢1.000 de fondos concursables como el Fauno para promoción de la industria cinematográfica y otros que luego fueron reintegrados por los diputados. ¿Reactivación económica? Para unos, pero no para otros.
¿Adivinan? Sí, aumentó el presupuesto en Hacienda y Gobierno central (Presidencia). Lo que se había rebajado en años anteriores en propaganda fue devuelto para la promoción del populismo gubernamental.
En el sector Educación vino entonces el intento de Ana Katharina Müller y Rodrigo Chaves (ausente en este tema) de rebajarle al presupuesto universitario, al de las 4 universidades públicas, 3 de ellas las mejores de Centroamérica según un reconocido ránking y la otra muy nueva. Una multitudinaria marcha evitó el rebajo, pero no hubo aumento por inflación para estas universidades.
Müller presentó, entonces, 9 meses después, un intento de proyecto conocido como “Ruta de la educación” SIN presupuesto, sin estructura, sin cronograma de acciones, una ocurrencia de buenas intenciones para decir que se cumple, pero sin el sustento necesario para cumplirlas. ¿Y cómo se podría cumplir si no hay presupuesto?
En su primer informe de 3 meses al presidente se le ocurre que quiere vender el Banco de Costa Rica, pero el proyecto que presenta es -en palabras de varios diputados- un mamarracho y es archivado muy pronto. El Gobierno había desconvocado el proyecto para presentar uno mejor, pero tampoco funcionó.
El BCR tiene cargas parafiscales de bien social muy valiosas, como los fondos para dar créditos en la educación (CONAPE), fondos a cooperativas, aporte a Comisión Nacional de Emergencias (CNE), al seguro del IVM y otros, además de darle empleo de calidad a miles de personas. Según el mandatario luego podría recuperar esos fondos vía nuevas regulaciones, es decir, nuevos impuestos hacia las personas.
Después fue el intento por fusionar las entidades relacionadas al tema de vivienda, en lo que algunos legisladores calificaron como un intento de eliminar el bono de vivienda y los financiamientos que el estado otorga para la construcción de viviendas de interés social. Unir el INVU, BAHNVI, Ministerio de Vivienda y otras entidades resultó, también, ser un proyecto “mamarracho” que pronto fue enterrado por la Asamblea Legislativa.
Sume el otro mamarracho que aún sigue en el Congreso, el de reformar el modelo presupuestario y afectar así la autonomía universitaria, de manera que los fondos de las universidades sean manejados desde un poder central (ministerial) del Gobierno de turno. Un zarpazo indudable al desarrollo universitario que está a años luz de evolución con respecto a cualquier Gobierno que se diga o se sienta magnánimo. Atacar la educación para reducirle el presupuesto al antojo del Gobierno y condicionar así el desempeño universitario, esa es la intención del actual gobierno chavista.
El perjuicio de la inversión social
Como se puede ver, el perjuicio de la inversión social y los ataques a la institucionalidad que genera bienestar social son constantes, para quitarles presupuesto e incluso deshacerse de ella. Y mencionamos los casos más conocidos, pero hay otros micro casos que no podemos reseñar por espacio.
Hace unos días, para cerrar con broche de tristeza, la presidenta ejecutiva de la CCSS dejó claro en una comisión legislativa que no tiene interés en buscar que el Gobierno (Hacienda) le pague a esa institución la multimillonaria deuda que tiene, como se venía haciendo en los Gobiernos anteriores, con arreglos de pago que dieron a la CCSS dinero suficiente para construir notable infraestructura como decenas de Ebais, clínicas y hospitales como los de Heredia, Alajuela, torres médicas en Calderón Guardia y México, el Monseñor Sanabria en Puntarenas y empezar estudios para Turrialba, Cartago y Limón.
La jerarca insistió, como el presidente, en decir que la CCSS está en riesgo o quebrada, pero no pudo demostrarlo, pero aún así, en lugar de pedirle al Estado que pague su deuda lo que busca es endeudar a la institución con el FMI, eso a pesar de tener reservas por ¢1.4 billones. La excusa para no hacer es que quieren primero poner orden en la Caja antes de financiarla. Una burda excusa que podrían aplicar a toda la institucionalidad para debilitarla mientras tanto.

Y todos esos sacrificios del sector social, dice el presidente -y uno no sabe si dice la verdad-, son para mejorar la situación fiscal del país. Sin embargo, esa receta es antiquísima y nos lleva indefectiblemente a finales de los años ochenta y principios de los noventa, con los “Programas de Ajuste Estructural (PAE)”, reformas neoliberales que buscaban privatizar y eliminar inversiones del estado con el mismo propósito.
Lo curioso (me dirán PAClover los troles y fanáticos por esto) es que el Gobierno anterior con una crisis fiscal sin precedentes, con una pandemia sin precedentes y una oposición sindical activa con bloqueos y huelgas (como la de los educadores), NO tocó los bienes sociales del Estado para sacar al país del embarrijo fiscal, aunque tuvo que aprobar una reforma fiscal dura que anunció en campaña y que ya no podía extenderse más, es decir, ya no se podía patear más la bola de esa responsabilidad. Por esa razón el actual Gobierno entró con estabilidad fiscal (4 calificadoras lo confirmaron). (Continúa abajo…)
La administración anterior no propuso privatizaciones, aunque los sindicatos dijeron que sí (la mentira se vuelve común en estos tiempos), y tampoco se rebajaron los presupuestos para educación, cultura o salud, al contrario, se dio una enorme inversión social con el Bono Proteger y la compra de vacunas para proteger a la población lo más pronto posible, antes que muchos otros países.
Como sea, es claro que HOY la receta y el modelo político económico es diferente, es más al estilo del siglo pasado, donde el pensamiento neoliberal de los “Chicago Boys” permea, se impone y no reflexiona ni valora sobre la importancia del bienestar social. El asunto son números puros y duros.
Se trata entonces de financiar la mejoría fiscal, la estabilidad fiscal, pero sacrificando al sector social, en perjuicio de la inversión social y los programas e institucionalidad social del estado costarricense. Es simple y contundente, esa es la receta. Parece que el presidente Chaves no quiere construir universidades hoy, sino cárceles mañana.
Si usted quiere, sume la política económica orientada a las importaciones, donde el modelo es asumir tratados de libre comercio, Alianza Pacífico, eliminar aranceles al arroz y otras medidas que perjudican notoriamente a los productores nacionales de arroz, camarones, entre otros, a cambio del enriquecimiento despiadado de importadores. Agricultores, productores, emprendimientos y trabajadores agrícolas en riesgo social, hoy más que nunca antes. Pero este es tema para otro artículo…