¿Por qué la exigencia con el presidente Chaves es menor que antes?

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Una de las percepciones de los más reconocidos analistas políticos de Costa Rica es que la exigencia con el presidente Chaves es menor, no es igual ni tan dura, como era con los gobiernos anteriores.

Rodrigo Chaves llegó a la presidencia de Costa Rica luego de permanecer más de 30 años fuera del país. El hoy político, a quien sus seguidores idolatran por ser economista, dejó el Banco Mundial luego de denuncias de acoso sexual que fueron castigadas por la organización internacional. Llegó como ministro de Hacienda emergente de Carlos Alvarado y pronto fue despedida por no querer ajustarse a las órdenes del mandatario.

Todo eso lo configura como un presidente, digamos, outsider, un emergente que no estaba ligado a los partidos políticos o clases socio-económicas del país. Esa es posiblemente la razón principal por la que sus seguidores y los costarricenses en general son muy benevolentes con el nuevo presidente del país.

El costarricense, gracias a las constantes críticas de la prensa y redes sociales, consolidó en el ideario colectivo una idea grande y sólida: los culpables de sus desgracias son “los mismos de siempre”, el bipartidismo y luego al PAC (que los troles y propaganda de oposición lograron posicionar como una rama de esa bipartidismo). Así fue como entonces surgió un jefe del Ejecutivo novedoso en todo sentido, uno se dice genial y le habla a la gente con un lenguaje “popular” de ciertos grupos.

“La furia de las exigencias ante las irregularidades en administraciones anteriores, no se compara con los reclamos pasivos y casi complacientes de las irregularidades actuales.
La magnitud y la vehemencia sí se puede decir que parte de lo que cambió”, expresa el politólogo y especialista en comunicación política Gustavo Adolfo Araya.

Y eso se puede ver con meridiana claridad cuando las personas más bien se complacen con los reiterados viajes de Rodrigo Chaves a actividades donde el canciller u otros representantes de Gobierno podrían asistir; es decir, donde no se exige su presencia, como sucede con su gira por Francia, Niza y los Países Bajos, donde asiste por una supuesta invitación del presidente Emmanuel Macron.

El presidente Chaves, en un año, ha realizado la cantidad de viajes que Carlos Alvarado realizó en 4 años. Y cada vez que el ex mandatario anterior salía, las críticas arreciaban con furia en redes sociales. Y los medios de comunicación no perdonaban en cuestionar esos viajes, como sucedió por ejemplo con la ex vicepresidenta Epsy Campbell, a quien nunca dejaron tranquila, quizás por su condición de ser mujer negra. Los medios alimentaron su negocio de la misma misoginia y racismo de la gente.

Otro dato relevante son las repetidas mentiras y engaños que la prensa descubre de manera incesante en los mensajes presidenciales, en los que incluso ha mentido sobre indicadores económicos que el mismo Banco Central certifica de manera visible en su web. Pero sus seguidores le creen sin titubear.

Esa situación encuentra posible explicación en la enorme ilusión y confianza que los costarricenses han depositado en Chaves Robles. Una ilusión que pasa a hacer posiblemente ilusa si las personas no quieren ver los hechos.

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“Solo en una posición absolutamente errónea y sin apego a racionalidad alguna, supone que un señalamiento a una irregularidad en la actual administración, se corresponde con una suerte de apología a administraciones anteriores. Sería bueno echarle una mirada a la lógica”, agrega Araya.

La venta de humo o el vestirse con traje ajeno son críticas comprobadas que se le han realizado al presidente, quien en casi un año de labores no ha inaugurado una sola obra propia, gestada desde su propia administración. Lo que sí no acepta es que los mismos problemas de gobiernos anteriores se puede percibir en el actual.

“Lo que sí resulta ilógico es la inconsistencia en haber señalado o señalar las irregularidades anteriores y ser actualmente complaciente o brindar pseudo justificaciones a las irregularidades actuales. Eso se llama doble discurso”, finaliza el politólogo y profesor universitario.

Incluso personas de nivel profesional prefieren validar la inconsistencia y las mentiras. ¿Por qué razón? Posiblemente porque las personas en su mayoría no están informadas o prefieren no estarlo. Están decididos a darle una oportunidad extensa a don Rodrigo Chaves.

El otro elemento en este análisis es que mediante las conferencias y grupos de WhatsApp, pero sobre todo mediante un ejército de troles e “influencers”, la propaganda chavista logra calar en la gente con mensajes que validan mentiras o mitos, o incluso ofrecen verdades a medias que esconden la mentira de manera alevosa. Nombres como Calandrelli en su momento, Robert Junior, o medios de comunicación como El Guardián de Richard Molina funcionan convenientemente a favor del Gobierno.

La “prensa canalla”, los grandes medios de comunicación, tampoco han sido tan duros con Chaves como lo fueron sin reparos contra Alvarado. Lo curioso es que esa misma prensa canalla que antes destruyó al Gobierno de Carlos Alvarado hoy también ataca al de Rodrigo Chaves, pero según algunos observadores no con la misma intensidad. ¿Y por qué sería eso? Los analistas coinciden: temen perder la pauta publicitaria del estado y temen perder lectores, porque el presidente tiene un apoyo cercano al 65% (2 de cada 3 ticos opinan que su labor es buena o muy buena).

La exigencia con el presidente Chaves es menor sin duda, tanto de los medios como de los ciudadanos y particularmente de las organizaciones sociales, como los mismos sindicatos, que hoy están pasivos e inoperantes a lo que ellos antes llamaban la amenaza neoliberal privatizadora. Así juzgaron al expresidente Alvarado como privatizador, pero en ninguno de los tres gobiernos anteriores se privatizó nada. Y Rodrigo Chaves de entrada quiso vender el Banco de Costa Rica y una participación del Instituto Nacional de Seguros. Y no hubo protestas ni manifestaciones, como antes se hacían por mucho menos.

Los actos que ayer eran motivo de revolución y movimiento popular, de obstrucción de calles y de insultos furibundos, hoy no son relevantes para las personas. ¿Qué mensaje se está vendiendo a los costarricenses para que no reaccionen? Es uno populista, sin duda, uno de posverdad y autoritario, ciertamente, pero también es el descubrimiento de lo que el asesor del TSE y politólogo Gustavo Román Jacobo planteó como el darnos cuenta que Costa Rica es excepcional en el concierto mundial, pero no está inmune a los problemas que enfrentan los otros países, como las amenazas a la democracia.

“Los costarricenses durante mucho tiempo nos hemos percibido como  una sociedad excepcional, con razón. Pero confundimos esa  excepcionalidad, que es real, con inmunidad. Creímos que esa excepcionalidad nos hacía inmunes a la erosión de la democracia y creo que eso facilitó que no estuviéramos alertas a las señales de que esa erosión se estaba dando”, expresó Román Jacobo.

“En Costa Rica llevamos años engañándonos“, agregó.


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