Esto no pinta bien ◘ Voz propia
“Este estilo que trasluce el presidente tiene estrecha relación con un gran tema: el de la lealtad personal”.

OPINIÓN. Por Óscar Madrigal. Las primeras acciones del gobierno de Chaves, por el fondo y por la forma, han sido desafortunadas. Desde el nombramiento del nuevo gabinete, donde florece la improvisación y el desconocimiento, hasta los últimos decretazos. Ministros o presidente ejecutivos nombrados sin reunir requisitos de ley, como el caso de la Ministra de la Mujer o decretos que violentan la legalidad. La impericia en toda su expresión.
El nuevo presidente se llenó la boca diciendo que bajaría el costo de la vida en el primer día de gobierno a puro decreto y eliminaría, convocando un referéndum, las pensiones de lujo. Esa demagogia es mala aunque sea de campaña electoral, porque algún conocimiento jurídico aunque sea el más elemental, debe tener el que se prepara para ocupar la presidencia. Pero una vez electo, ¿dónde están sus asesores?, se pregunta cualquier vecino, como para no meter la pata tan feo. ¿Y la ministra de la presidencia, qué pasó 4 años en la Asamblea Legislativa y hasta se atrevió a ser candidata a la presidencia?
Ser presidente no es tirar cualquier ocurrencia, aunque atente contra la Constitución o el Estado de Derecho que juró respetar, sin mas estudio o análisis.
Evidentemente el presidente tiene talante de ser persona de “ordeno y mando”, de ordenar y que se obedezca y así ha querido dejarlo de claro desde el primer día. Se siente en el gobierno un estilo de conducción unipersonal y autoritario.
Este estilo que trasluce el presidente tiene estrecha relación con un gran tema: el de la lealtad personal.
El presidente debe exigir lealtad personal pero no es lo mismo que lealtad incondicional. La lealtad personal debe estar concebida dentro de la lealtad institucional, de la lealtad al ordenamiento jurídico, a la ética y el respeto a la dignidad humana, entre otras cosas. Hay que tener presente que también los ministros y demás funcionarios públicos juran respetar la Constitución.
Cuando un gobierno se fundamenta solo en la lealtad personal al presidente fácilmente se desliza hacia el autoritarismo. Todos los que hemos ocupado puestos en la administración pública o en la vida privada nos hemos encontrado frente a la disyuntiva: lealtad personal o lealtad a la institución, a la ética o a mis pensamientos más profundos. Y hay que tomar decisiones.
Es cierto que todo gobierno como toda nueva función requiere de una curva de aprendizaje, pero es evidente que lo resuelto hasta ahora por el gobierno de Chaves es propio de un conocimiento sumamente elemental que todo funcionario medio debe conocer.
Esto ha empezado mal y terminará peor.