9 de junio de 2023
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Mucha gente no conoce el concepto de Estado de Bienestar. En breve, podemos decir que es el responsable de la mayoría de indicadores sociales que hacen a Costa Rica única y mejor frente al concierto mundial de naciones. Por ejemplo, los índices sociales y de salud. Antes, también se incluían los índices de educación, hoy ya no.

Para tener una idea, gracias al Estado de Bienestar, el envejecimiento en Costa Rica es hoy posible hasta más de setenta años de vida. En 24 años nuestro país pasó de tener un 10% a un 20% de su población adulta mayor, un logro de bienestar que costó a Estados Unidos 62 años y a Europa 56 años, según datos del Estado de la Nación.

Y eso es posible gracias a muchos factores, como la calidad de vida, pero ante todo gracias a una institución fundamental de Costa Rica: la Caja Costarricense del Seguro Social y su modelo solidario. Algunos egoístas de hoy, donde nuestra educación fracasó, recriminan a la CCSS que no les da los servicios “por los que ellos pagan”. Reducen a la CCSS al vulgar mercantilismo de la oferta y la demanda, sin su componente solidario y social.

Ahora el tema de moda es, gracias al empuje en contra de la institución del presidente de turno, que la CCSS debe reestructurarse. Y debe aceptarse que, como toda institución, necesita evidentes mejoras (listas de espera, trato con la ciudadanía, atención pronta y de calidad, entre otros), pero si un Gobierno viene a hablar de “REESTRUCTURACIÓN DE LA CCSS” lo más serio que puede hacer es presentar un PLAN INTEGRAL, conocedor y comprensivo de la realidad amplia de esa institución, no venir a especular y mentir con listas de mamografías o con parches populistas para endulzar oídos. Cuando la CCSS nació, le amargó los oídos a muchos miles de personas, entre ellos empresarios egoístas y afines.

Atentar contra el Estado de Bienestar y la esencia costarricense

Atentar contra la CCSS es atentar contra el Estado de Bienestar y es atentar contra la esencia de lo que nos hizo costarricenses que sobresalimos por encima de la gran mayoría de países. Pero se entiende que hoy haya gente dispuesta a perpetuar ese relato en contra de la Caja, tristemente podríamos estar en camino de dejar atrás esa condición visionaria y excepcional que tuvimos.

Un 73% de ticos apoyando el autoritarismo y cerca de un 62% apoyando a un presidente chabacano, mentiroso patológico y que atenta contra los cimientos de la democracia y la institucionalidad, son datos que evidencian cómo hemos cambiado y cómo somos más vulnerables y manipulables, ya no tan excepcionales como lo fuimos en la época del Estado de Bienestar (hoy en grave crisis).

Hoy muchos están dispuestos a sacrificar incluso las instituciones más valiosas del país, cuyos resultados son enormes en comparación con sus mediatizados fracasos, con tal de seguirle el discurso al manipulador mayor. Cuando los resultados sean negativos, contrarios al Estado de Bienestar que hemos disfrutado durante décadas, a pesar de la corrupción y los fallos del sistema, entonces será muy tarde para recuperar lo perdido. Y muchos harán las del avestruz.

Porque este asunto ya no se llama Rodrigo Chaves Robles, quien solamente es un mensajero de la decadencia patria en este sentido, este asunto se llama pérdida de la vocación democrática y solidaria que alguna vez tuvimos como nación. Y eso es más grave, porque si no es Chaves, será otro populista manipulador de los machos, un Juan Diego Castro; por ejemplo, pero también cualquier otro “Perico de los Palotes” que emerja del circo populista.

Los costarricenses hemos sido expuestos y enfrentamos una debilidad social sin precedentes. Una debilidad esencial donde nuestra educación se debilitó y ha venido fracasando, la de consolidar aquellos valores democráticos y solidarios del Estado de Bienestar.


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