México: El juicio del siglo, la Corte y la prensa
A ritmo de mariachi 33. El juicio del siglo. El Poder Judicial en México no ha podido ser reformado y sigue mostrando que es una pesada herencia del viejo régimen neoliberal (1988−2018), corrupto y venal y la prensa no se queda atrás.
Por Habib Succar Guzmán. Lo que para México significaba “el juicio del siglo”, paradójicamente no se desarrolló en la Ciudad de México sino en la corte del Distrito Este de Nueva York (Brooklyn), bajo la conducción del juez Brian Cogan, muy conocido.

El juicio y condena a cadena perpetua contra el Chapo Guzmán, escenificado también en Nueva York (2019), había sido llamado también por la prensa “el juicio del siglo”, pero vemos que se ese calificativo quedó corto frente a lo que acaba de suceder en estas primeras semanas del presente 2023: el jurado dictó este 21 de febrero, de forma unánime, un veredicto de culpabilidad contra Genaro García Luna, el otrora todopoderoso exsecretario de Seguridad Pública durante el gobierno del presidente espurio, Felipe Calderón Hinojosa (2006−2012).
En este artículo:
García Luna ha sido, a la fecha, el funcionario de más alto rango de un gobierno de México juzgado y condenado en EUA por narcotráfico, etc. (en realidad son 5 delitos: 1. Culpable de conspiración para la distribución internacional de cocaína; 2. Conspiración para la distribución y posesión de cocaína; 3. Conspiración para importar cocaína; 4. Delincuencia organizada y 5. Dar declaraciones falsas en su solicitud de naturalización en EUA).

Esta condena publica a los cuatro vientos lo que en México ha sido un “secreto a gritos” en los medios de prensa alternativos: que el presidente Felipe Calderón, nombró secretario de Seguridad Pública a un narcotraficante que lideró su propio cartel (delincuencia organizada), pero que venía ya ocupando un altísimo cargo en la seguridad pública de México desde el anterior gobierno de Vicente Fox (2000−2006), cuando dirigió la poderosa y siniestra AFI (Agencia Federal de Investigación).
El ascenso del súper policía
Desde la AFI, García Luna perfeccionó una eficiente maquinaria de espionaje que venía manejando desde al menos una década atrás, mediante la cual acumuló miles de expedientes de periodistas, políticos y sus familiares, líderes sociales, intelectuales y todo tipo de personas que tuvieran o pudieran tener alguna influencia en la vida pública de México, de modo que mucha de esa información, privada, clasificada, íntima, la usó para chantajear y así obtener de políticos, funcionarios y periodistas lo que se le antojara.
La extorsión fue el mecanismo mediante el cual el súper policía fue acumulando poder y montando una estructura mafiosa que se volvería todopoderosa durante el sexenio de Calderón (2006−2012), y que seguiría produciendo réditos aún bajo el gobierno de Enrique Peña Nieto (2012−2018), durante el cual Genaro García fue extraordinariamente favorecido con jugosísimos contratos con el gobierno federal, que lo convirtieron en millonario en dólares.

Desde su posición oficial de poder en la AFI, García Luna se convirtió en el “zar de la inteligencia” en México: nadie escapaba a su radar. Y Vicente Fox se aprovechó muy bien de ello, no solo en las turbias relaciones que mantuvo con el narcotráfico, por medio de García Luna, sino también en el manejo de la inteligencia, usada contra AMLO en la campaña electoral de 2006, en la cual Fox confesó que intervino abiertamente y manipuló desde la presidencia de la República, para favorecer a Felipe Calderón en contra de AMLO, violando abiertamente la Constitución, delito que ha confesado públicamente una y otra vez con un timbre de orgullo.
Se dice que fue por medio de Genaro García Luna que Fox y otras autoridades federales recibían, mensualmente, sobornos del Cartel de Sinaloa (y quizás otros), y que la espectacular fuga del Chapo Guzmán en 2001 fue mediante soborno a Vicente Fox.
En realidad Genaro García Luna venía ascendiendo en su carrera policial desde sexenios anteriores y ya traía entonces turbios antecedentes, pero se prestaba para el juego sucio de los políticos y así fue ascendiendo en su carrera policial, hasta coronarse en 2006 como secretario de Seguridad Pública, y a su vez, llegar a ser el hombre más poderoso de México, por encima del propio presidente Calderón; hay versiones de que su nombramiento costó US$20 millones de soborno al entonces presidente electo Calderón, quien ya traía una deuda de gratitud con el súper policía, por sus valiosos servicios de inteligencia prestados en la campaña electoral.

Ya para este sexenio (2006−2012), García Luna, con plenos poderes, organiza su propio cartel de delincuencia organizada y dirige la mal llamada “guerra contra el narcotráfico” que declaró Felipe Calderón en diciembre 2006. Hoy se sabe con abundantes pruebas y testimonios, que en realidad, esa guerra fue el Ejército mexicano contra todos los cárteles rivales del Cartel de Sinaloa, al cual se protegía. Todos los datos estadísticos, espeluznantes, del favorecimiento del narco−estado mexicano al Cartel de Sinaloa, los brinda el escritor y analista político Fabrizio Mejía Madrid en esta vídeo columna.
El Poder Judicial, venal y corrupto
En el favorecimiento estatal al Cartel de Sinaloa, no solo las fuerzas policiales y el ejército mexicano tuvieron un papel preponderante, sino que la prensa jugó un papel fundamental y además, por si fuera poco, el Poder Judicial también fue cooptado por los sobornos del narco (fórmula común en casi todos los países y en Costa Rica también). La estadística es impresionante: de 121.000 detenidos “en la guerra” durante el sexenio de Genaro, solo el 1,5% recibieron sentencia en los tribunales y de esos, la minoría pertenecían al Cartel de Sinaloa.
Las ramificaciones del poder omnímodo que acumuló García Luna y que penetraron el Poder Judicial son muchas. Un caso emblemático fue la enorme influencia que ostentó Isabel Miranda de Wallace, un solo ejemplo de las desviaciones del poder, amparada por García Luna y Calderón. Pero hay cientos de casos más, quizás miles: todo periodista o persona que se opusiera o criticara públicamente la “guerra contra el narco” o las diarias y espeluznantes violaciones a los Derechos Humanos que se cometían diariamente contra población inocente e indefensa, podía ser de inmediato arrestada sin cargos (con cargos falsos por supuesto), encarcelada, torturada y años después, ser liberada por un juez que no encontró nunca pruebas de las acusaciones, aunque haya pasado 5 o más años en el infierno.
En México, hay una estadística espeluznante que no sé si exista en otro país algo parecido: hay miles de casos de personas con más de 10 años en una prisión que no han recibido juicio ni condena. Es decir, las fiscalías estatales y federal, corruptas, coludidas con jueces también corruptos y venales.
El presidente AMLO emitió hace 2 años un decreto, concediendo amnistía y excarcelación a toda aquella persona con más de 10 años de estar en prisión y que sea mayor de 70 años, o que padezca alguna enfermedad grave, o que haya sido torturado(a) y verificada esa condición mediante el Protocolo de Estambul, etc. Aun así, las fiscalías y los jueces corruptos, que son demasiados y en general, el sistema de justicia, venal, se resiste a aplicar el decreto y en muchos casos ha habido que interponer litigios para conceder esos “beneficios” a población penitenciaria que ha visto su vida destruida por décadas de encarcelamiento sin juicio ni condena.

Pero el colmo de los colmos ha surgido a la luz del día con un desplante de arrogancia, ofensiva para el pueblo mexicano: el mismo día en que Genaro García Luna era condenado en Nueva York (21 de febrero), en Ciudad de México un tribunal colegiado concedió un recurso de amparo interpuesto por la esposa de García Luna, Linda Cristina Pereyra, mediante el cual le liberaron sus cuentas bancarias congeladas. Cuentas que habían sido congeladas por solicitud de la Unidad de Inteligencia Financiera (U.I.F.) de la secretaría de Hacienda en diciembre de 2019, porque ella, la esposa de Genaro es parte sustancial de la estructura de lavado de dinero que montó el súper policía. Hace dos semanas, además, otro tribunal similar concedió también un amparo a Luis Cárdenas Palomino, un lugarteniente de García Luna preso en una cárcel mexicana.
De esta forma, el Poder Judicial, se da el lujo de liberar las cuentas congeladas de narcotraficantes reconocidos, bajo argucias legales y jurisprudencia dictada por un exmagistrado de la Suprema Corte, Eduardo Medina Mora, miembro del Cartel de Genaro García, y que renunció intempestivamente a su alto cargo y hoy se encuentra en fuga, con orden de apremio. Pero también es frecuente que las policías estatales, o la Guardia Nacional logre atrapar peligrosos cabecillas de cárteles de la delincuencia (narcos, secuestro, huachicoleo, etc.) y los jueces les otorguen libertad por algún “defecto procesal” (¿?), pero lo hacen un sábado en la madrugada, cuando la fiscalía no puede impugnar la resolución y el lunes, cuando se enteran de la liberación, es imposible volver a encontrar al delincuente; esas medidas tienen un precio muy barato para la delincuencia organizada.
Estos últimos acontecimientos en el Poder Judicial van acordes con el reciente nombramiento de la magistrada Norma Piña como presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y de la judicatura. Esta magistrada, que llegó a la SCJN de la mano de Enrique Peña Nieto en 2015, en realidad surgió de un pacto entre Peña y Calderón, razón por la cual la magistrada Piña tiene deudas y compromisos con Felipe Calderón, quien mantiene una fuerte influencia sobre el Poder Judicial mexicano.
Norma Piña ha sido, para los medios tradicionales de prensa, la cara de la oposición a AMLO, y el desplante que le hizo al presidente en el primer acto oficial al que acudió como presidenta de la Corte, la exhibió como una opositora recalcitrante que, siendo presidenta del Poder Judicial, pisoteó su alta investidura y la del primer magistrado de la República, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Es una cruel verdad y el pueblo mexicano así lo reconoce, que en México quien no tiene dinero no puede acceder a la justicia: quien puede pagar un juez o un tribunal o un magistrado, no obtendrá justicia pero sí una sentencia favorable a sus intereses.
El juicio del siglo en Brooklyn
En diciembre de 2019 Genaro García Luna fue apresado en Miami y trasladado a una cárcel en Nueva York para ser juzgado. Le tocó en gracia el mismo juez que había procesado y condenado al Chapo Guzmán a ¡cadena perpetua más treinta años!: Brian Cogan; el jurado: 7 mujeres y 5 hombres cuidadosamente seleccionados y aprobados por los filtros de la defensa y la fiscalía.
Tres años se ocuparon para iniciar finalmente el juicio contra García Luna, durante los cuales la fiscalía acumuló miles de páginas en el expediente, audios y vídeos. Aquí, hay que señalar que un juicio que ameritaba varias semanas de trámite, por orden del juez Cogan se redujo drásticamente a 3 semanas. Se presume que los audios y vídeos aportados por la fiscalía al expediente, pueden incriminar a funcionarios norteamericanos de la DEA y otras instancias oficiales y se buscó proteger su “buen nombre” con esta maniobra.
Llegados a este punto, hay voces críticas en México que señalan precisamente eso: que todo lo que hacía García Luna en México, era del conocimiento de la Embajada de EUA, de la DEA y de otras 15 agencias más de EUA que combaten la delincuencia y el narcotráfico y que tenían decenas y hasta cientos de agentes en México. Es decir, la política de EUA para combatir el narcotráfico no es transparente y utiliza muchas veces a las mismas organizaciones mafiosas para lograr sus objetivos (recordemos el escándalo Irán−Contra o Irangate, durante la contra revolución sandinista entre 1985−86 operada por órdenes del presidente Reagan).

Por todo lo anterior, periodistas avezados en el tema, han manifestado que muchísimas de las pruebas (documentos, audios, vídeos) en poder de la fiscalía newyorkina, no podían ser exhibidas durante el juicio para no perjudicar a instancias del gobierno de EUA.
Siendo Felipe Calderón un presidente que llegó como candidato del Partido Acción Nacional (PAN), y siendo este partido el principal de oposición actualmente en México frente al presidente AMLO y su partido MORENA, las bancadas del PAN en el Congreso y el Senado mexicanos han insistido durante los últimos dos años (sin prueba alguna) en que MORENA y AMLO tienen un pacto con la delincuencia organizada, especialmente con los cárteles de la droga, y han estado repitiendo en las últimas semanas, que no hay pruebas contra García Luna y que las acusaciones solamente se fundan en testimonios de otros narcotraficantes condenados en EUA, que mienten a satisfacción de la fiscalía para disminuir sus condenas. Descalificaban a priori la posible sentencia condenatoria contra el súper policía de Calderón.
¿Y la prensa mexicana?
En general, se puede afirmar que la prensa mexicana, desde el siglo XIX durante la Dictadura de Porfirio Díaz, vendió su independencia y su objetividad. Ya tiene casi 150 años de ser una prensa venal, tanto así que, cuando llegó al poder el presidente Francisco Madero (1911) y acabó con los sobornos a la prensa, el peor enemigo de Madero durante su corto periodo presidencial fue la prensa. Un solo ejemplo, porque ya este tema lo hemos abordado en artículos anteriores de esta serie: solo en el último año del gobierno de Enrique Peña Nieto, se pagaron US$500 millones a diferentes medios y periodistas ($10.000.000.000 diez mil millones de pesos).
Con esos monstruosos sobornos, toda la prensa mexicana tradicional: Televisa en primer lugar, TV Azteca, los periódicos Universal, Reforma, El Financiero, Excelsior, y cientos de emisoras de radio del Grupo Fórmula (también de Televisa), callaron toda crítica contra los presidentes de turno y solo cantaron alabanzas a los gobernantes. Genaro García Luna lo sabía también y usó esa poderosa herramienta del dinero para comprar a toda la prensa y silenciarla. No vamos a abundar aquí en actos bochornosos, muchos, que protagonizó la prensa mexicana bajo las órdenes de García Luna.
Lo cierto es que la prensa mexicana es, básicamente, propiedad de solo 10 familias súper poderosas. Siempre han sido una y la misma cosa con el gobierno federal y los gobiernos estatales. Los dueños de medios estaban acostumbrados a mandar y hacer negocios de todo tipo. Incluso Televisa llegó a inventar un candidato y hacerlo presidente: Enrique Peña Nieto.
Pero el lado más oscuro y podrido de esta prensa vendida (venal), ha sido sus relaciones con el narcotráfico. Durante el juicio a García Luna, salieron a relucir facturas por $25 mdp (millones de pesos) mensuales, que el narcotráfico pagaba al periódico El Universal para lavarle la cara al súper policía y callar toda aquella noticia que no le convenía al poderoso policía. Este es solo un pequeño ejemplo. ¡A saber cuánto se les pagaba realmente a todos los medios más poderosos!
Entonces, no es de extrañar que antes, durante y días después del juicio y veredicto condenatorio contra Genaro García Luna en Nueva York, los principales y tradicionales medios de prensa mexicanos (y hasta algunos de EUA), han guardado un sospechoso silencio o han relegado la noticia a recuadros interiores sin importancia o notitas de paso, y al contrario, han llenado todos los medios y redes sociales con opinadores chayoteros (periodistas sobornados), que han atacado el proceso judicial y han descalificado a priori el inminente veredicto del jurado que se anunciaba. Dan asco los que otrora eran estrellas rutilantes de la TV y otros medios: Rivapalacio, López Dóriga, Azucena Uresti, Loret de Mola, Adela Micha, Ciro Gómez, Carlos Marín, Enrique Krauze, Aguilar Camín, en fin, un elenco de periodistas finísimos, que antes eran los chineados (consentidos) del régimen neoliberal y que se han enriquecido asquerosamente al calor del chayote oficial y no oficial. Ahora incluso se les han sumado periodistas que antes gozaban de prestigio y credibilidad como Carmen Aristegui, Anabel Hernández…
Esa prensa, casi al unísono, quizás en un 90% o más, se dedica diariamente a difamar, calumniar e inventar noticias falsas (paparruchas) contra AMLO y su familia. Porque esta prensa no ha respetado ningún límite: la esposa del presidente AMLO, la Dra. Beatriz Gutiérrez, quien no ostenta ningún cargo público ni tiene aspiración política alguna, es académica de la Benemérita Universidad de Puebla (UBAP), escritora, periodista y madre del hijo menor de AMLO (Jesús Ernesto), y es diariamente objeto de los peores ataques en redes sociales y en la prensa con ofensas que sonrojan a cualquiera, así como a los hijos mayores de AMLO (3), a los que han acusado una y otra vez de “no trabajar y ser millonarios”, lo cual es absolutamente falso.
La prensa mexicana en general, en sus enfoques y noticias de política, da asco, aunque hay un periódico discordante, La Jornada. La diferencia en este desolador panorama, son los medios de prensa alternativos, la mayoría por redes sociales, con algunos portales como SinEmbargo.mx, ContraLínea, Julio Astillero, SinCensura, El Chapucero Today, El Charro Político, ACM Canal 54, y un largo etcétera de los llamados “youtuberos”, que se han convertido desde hace una década en una poderosa red de difusión de noticias y de críticas a la prensa tradicional.
Entonces, nada nuevo bajo el sol. El veredicto contra García Luna en Nueva York exhibe la podredumbre de la clase política mexicana y los deja desnudos en plena Avenida Reforma. Políticos, empresarios, prensa, intelectuales orgánicos, etc., se quedaron mudos. Solo alcanzan a decir ahora que García Luna no era militante del PAN (¡!). Las bancadas del PAN en el Senado y el Congreso mexicano, cuando supieron en tiempo real la noticia del veredicto contra García Luna ese martes 21, hicieron abandono en tropel de ambas salas de sesiones. Ayer publicaron un comunicado diciendo que no se van a pronunciar todavía sobre el asunto… ¡Siguen en estado de choque!

Mientras, el presidente López Obrador, fundador del Movimiento de la Cuarta Transformación de la vida pública de México (4T), insiste una y otra vez que la 4T en último término, busca eso: la separación del poder político del poder económico en México. Así se logrará justicia social y un estado solidario, y lentamente, recuperar la paz perdida en una falsa guerra perdida contra el narcotráfico.
Estamos seguros de que, dentro de unos meses y años, lo ocurrido este 21 de febrero en una Corte de Brooklyn, seguirá teniendo efectos sobre muchas actividades de la vida pública de México y claro, se ha de manifestar en la elección presidencial que se avecina el 1° de julio de 2024. Ni se diga de lo que implicará legalmente para el expresidente Felipe Calderón, de quien muchísimas fuentes dicen que “sí sabía todo lo que hacía García Luna”… Eso da para otro extenso artículo. Veremos.
*Habib Succar Guzmán, [email protected] Este artículo pertenece a la seria “A ritmo de mariachi” que el autor escribe en Culturacr.net.
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