Editores pequeños pegan grito al cielo por maltrato del Ministerio de Cultura
Otra vez el Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ) maltrata y perjudica a pequeños escritores, editores y promotores del libro y la literatura de Costa Rica. Así lo afirman varias fuentes consultadas por Culturacr.net.
Otra vez el Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ) maltrata y perjudica a pequeños escritores, editores y promotores del libro y la literatura de Costa Rica.
Según varias fuentes consultadas por este medio, el Centro de Producción Artística y Cultura (Cpac), del MCJ, una vez más, como en los últimos años, desprecia y excluye con sus actuaciones a los pequeños emprendimientos del libro costarricense.
La principal molestia se da en este momento por un nuevo sistema de elección de expositores para la Feria Internacional del Libro (FILCR), que maltrata y discrimina a algunos oferentes, además de que establece condiciones y requisitos absurdos, como la exigencia de presentar al menos 20 títulos, según expresan los demandantes.
Comunicación anulada con el sector
Un grupo grande de editores y escritores ha buscado desde hace meses tener una reunión con Ada Acuña, directora del Cpac, pero ella ha ignorado las reiteradas peticiones que han sido realizadas por escrito y oralmente a través de sus representantes.
Lucía Alfaro, de la Editorial Poiesis, que representa a decenas de poetas ticos, indicó que “no ha habido una comunicación fluida y la poca que hay no es asertiva, ha hecho falta una reunión como los años anteriores”.
“La comunicación ha sido muy poca, antes teníamos una reunión, pero ahora solamente impusieron y eso ha generado muchas suspicacias. Estamos en contra de esta forma de dar los estands y exigimos una reunión”, expresó a este medio Evelyn Ugalde, directora de Clubdelibros, una editorial que realiza un amplio trabajo de difusión del libro en todo el país, incluyendo centros educativos.
Leonardo Villegas, de la Editorial Arboleda, con una colección de más de 50 libros publicados, indicó a Culturacr.net que cree firmemente que “se lesiona a los pequeños editores y se les excluye” con los requisitos y el procedimiento impuesto por el Cpac.
“Imponen condiciones que les permiten el abuso y la arbitrariedad. En mi caso, por un tecnicismo absurdo y sin derecho de respuesta o apelación, es decir, en total indefensión, se me negó el stand para participar en la FILCR 2019”, explica Geovanny Debrús Jiménez, director de Editorial CulturaCR.
Un procedimiento absurdo y perjudicial
El Cpac exigió a todos los interesados llenar un formulario que, además, obligó a los postulantes a aceptar un nuevo reglamento que presenta arbitrariedades y condiciones que nunca fueron consultadas con los interesados, según explican los editores.
“No dieron tiempo de quejas y asignaron de inmediato. Además incluyen que somos escritores independientes (un sector vulnerable), y no hay opción clara para apoyarnos, por lo que existe una discriminación”, aportó Adams Ruiz, de la Asociación de Escritores de Pérez Zeledón.
Evelyn Ugalde, se expresó muy molesta porque “se dieron cambios grandes, se subieron los precios, el sistema fue injusto porque dependía del dinero y el tiempo para hacerlo fue reducido”.
En efecto, según el reglamento impuesto el pasado 27 de marzo el Cpac debía anunciar a los escogidos para participar, pero la inoperancia del funcionario Elías Jiménez generó que los avisos llegaran a los interesados hasta el final de la tarde.
De esa manera, no se permitió apelación o reclamo alguno, porque a primera hora del día siguiente los expositores debían llegar para “pujar” por su lugar en la Casa del Cuño. La llegada ese día fue caótica y generó conflictos.
“Esa situación se prestó para abusos, el mismo Elías Jiménez establecía contacto por teléfono celular con algunos expositores y a otros ni nos contestaba los correos; eso permitió preferencias y generó desventajas a algunos”, expresó Debrús Jiménez.
“Operó el libre oportunismo, sin ofender a los presentes, por llegar primero. Y de ahí el bochinche que se armó, hacer la fila, llenar la boleta y esperar que el puesto no estuviera tomado”, narró Leonardo Villegas.
De la misma opinión es Lucía Alfaro: “Falta mayor equidad en la repartición de los estands y nos incomoda que los precios cada vez van subiendo para el mismo espacio que teníamos antes”.
“La instrucción decía que los montos depositados no eran reembolsables e iban a una cuenta del Estado. Es decir, cada una o uno de nosotros se jugaba el chance de no encontrar campo y perder el dinero. Ya solo esta circunstancia financiera lesiona a un montón de editores y autores más para poder participar”, añadió el director de Editorial Arboleda.
Peor aún, quienes fueron rechazados, como el caso de Editorial CulturaCR, aún hoy -a la publicación de este artículo- no tienen respuesta a su apelación de Ada Acuña ni de Elías Jiménez, a un mes de la feria, informa el director de ese emprendimiento cultural.
“Ese silencio es claramente una maniobra que perjudica y deja en desventaja a la Editorial CulturaCR, así se cobran estas personas que no hayamos sido complacientes en este medio con los abusos y las cosas que están mal realizadas en el Ministerio de Cultura con respecto a la literatura”, agrega el director de esa editorial que ha publicado ya más de 30 obras de jóvenes y nuevos talentos que empiezan a dar a conocer su trabajo con mucho esfuerzo propio.
“No solamente perjudican a Debrús Jiménez por ser crítico con esta administración, también perjudican a otros autores”, indica.
Un problema reiterado e ignorado
Esta es una historia de todos los años, imposiciones y arbitrariedades, exclusiones y discriminaciones que suman para que los escritores y editores consideren este período de Cultura como uno indeseable en la historia, según indican es de nunca acabar.
Molesta la imposición: Alfaro es clara en este punto: “Eso aunado a la imposición, de “esto se hace así y punto”, esa falta de democracia, de incluirnos en la participación, nos molesta”.
Villegas, de Arboleda, añade: “Lo otro es el adelantar la fecha de la feria, hasta donde sé sin previo aviso. Para mi fue sorpresa. Pensábamos editar 6/7 libros que de aquí a agosto, pero al adelantar imposible sacar todo el dinero de publicaciones de golpe”.
“Estamos preocupados porque con Centroamérica cuenta en lugar de ser un apoyo, sentimos que ha sido un problema. Nosotros pedimos también apoyo a lo nuestro, también somos Centroamérica”. menciona Ugalde Barrantes.
“Creo que el ministerio no está entendiendo la naturaleza de los editores pequeños, ni menos la dinámica de venta a cuenta gotas que nos caracteriza”, acierta el director de Editorial Arboleda.
Otro asunto que ha molestado mucho en los últimos años es la exclusión de un espacio de feria librera en los festivales de las artes, situación que se ha reiterado una y otra vez.
Para el pasado Festival Nacional de las Artes, solamente la Editorial Costa Rica tuvo ese privilegio en Orotina, situación que indignó y desagradó a todos los editores que conforman la bibliodiversidad costarricense.
“A mí me apena, porque solo hace unas semanas nos acercamos al Cpac y en una reunión con Ada Acuña le planteamos nuestro interés en hacer un Circuito Nacional de Ferias, y ella accedió, todos estábamos entusiastas en el colectivo de pequeños editores de que hubiera entendimiento y proactividad, pero luego con esto borran con el codo lo que hacen con la mano y otra vez generan tensión”, concluyó Debrús Jiménez.
Nota al margen: Culturacr autoriza a todos los medios a usar esta información cuanto gusten indicando la fuente. Gracias.