Diputada Ivonne Acuña desocupa su despacho sin renunciar aún
También sostiene que reducirá su personal de despacho. Aún así, aclara que no renunciará a la diputación. Esto pese a que no ha vuelto a la Asamblea desde octubre del año pasado.
Esteban Mata. La legisladora Ivonne Acuña empezó a devolver activos, tarjetas, reducir personal y se comprometió incluso a no gastar más gasolina pues devuelve su tarjeta, sin aclarar detalles, pero asegurando que se mantendrá en la curul pese al alto oleaje que la sacude.
Una enfermedad desconocida, una acumulación de ausencias justificadas por el Congreso sin que mediara dictamen médico, un malestar general a lo interno del personal legislativo y una seguidilla de notas en diferentes medios, obligan a la diputada a buscar la manera de enfrentar la crisis política que vive sin renunciar a la curul que tiene su nombre hasta el 30 de abril.
En un oficio dirigido a la presidenta de la Asamblea, Silvia Hernández del PLN, la diputada Acuña, doblemente independiente (pues se retiró de Restauración y luego del bloque de Fabricio Alvarado), empezó una especie de separación de bienes que tiene en común gracias a su cargo.
Acuña se ha mantenido en EEUU desde octubre, sin embargo, en un audio enviado al portal ameliarueda.com, aseguró tener una enfermedad que la ha mantenido lejos de las aguas políticas.
Es algo así como una separación conyugal, sin que esto implique que la diputada deja la casa por completo. Una situación bastante incómoda a lo interno de la Asamblea Legislativa, pues la presidenta del Congreso hasta esta tarde no tenía claro si Acuña se quedaba o no a cumplir su cargo al 30 de abril.
Sin embargo, Acuña levantó la mano más rápido de lo que tarda un datáfono en pasar 3 millones en gastos, aunque eso lleve todo un día o meses de silenciosa acumulación de beneficios.
En una carta a Hernández, la diputada dijo que hoy mismo empezó la devolución de bienes entre los que se cuentan un teléfono inteligente, una computadora portátil, inteligente también, la tarjeta inteligente de acceso al plenario y la misma Asamblea, así como su tarjeta para pagar el combustible que le corresponde por ley al igual que al resto de diputados.
Además, devolverá las dos placas provisionales para el vehículo particular de ella y la calcomanía del parqueo.
Esto deja a Acuña solo con el pin bañado en oro que le corresponde como diputada y la placa de cobre que está pegada a su curul donde aún tiene su nombre.
Es decir, a partir de hoy, Acuña tendría que entrar al Congreso (si es que vuelve) como cualquier otro ser mundano que deba bajar a los cuatro pisos donde a unos 25 metros de profundidad, sesionan sus compañeros legislativos.
También sostiene que reducirá su personal de despacho. Aún así, aclara que no renunciará a la diputación. Esto pese a que no ha vuelto a la Asamblea desde octubre del año pasado.
Por su parte, la presidenta de la Asamblea, Silvia Hernández, quien autorizó las ausencias de Acuña entre octubre y enero, pidió claridad a la diputada cristiana para saber si va a renunciar o no. Acuña dijo que no.