Geovanny Jiménez S. No era la primera vez que se hablaba del tema, pero fue hace unos dos años que el Ministerio de Cultura y Juventud incluyó en sus contrataciones la figura de un “gestor de públicos” o un término similar.
Después del fallido Festival Internacional de las Artes en 4 cantones del sur del Valle Central, el Presidente Luis Guillermo Solís cesó a la entonces ministra de Cultura Elizabeth Fonseca y muy rápido apareció la figura de la productora teatral Sylvie Durán Salvatierra como nueva jerarca. El mandato parecía bien claro y lo resumieron las palabras del ministro de la Presidencia, Sergio Alfaro: “el próximo Festival Internacional de las Artes será el mejor de todos los que se han hecho”.
Estrictamente hablando el próximo FIA será el que se realice del 29 de junio al 9 de julio de este 2017, porque el del año anterior fue un festival nacional, realizado con relativo éxito en la Zona Sur del país (aún en la retina queda la ausencia de literatura y libros en esa edición).
En literatura, por ejemplo, el tema es curioso. Usualmente en la presentación de un libro quienes asisten son los amigos y algunos pocos interesados en los libros y la literatura, pero el desarrollo de públicos disociado de la amistad o la familia es muy difícil, excepto por actividades grandes como la feria librera, donde llegan públicos variados en busca de libros y ofertas. También hay escenas como la poética que atraen bastante gente y que en algunos casos se comparan en similitud de asistencia con actos escénicos, y en otros mezclan las poesía con escenas como la música o el teatro.
Pero la literatura carga el estigma de ser para una élite de gente más académica o intelectual, por eso los productores manejan el prejuicio de que es más difícil producir públicos en este campo. Pero eso no es cierto del todo y según lo visto en los últimos años tanto carece de gente una presentación de un libro como una obra de teatro.
CulturaCR supo que la jerarca actual de Cultura busca contratar profesionales en gestión de públicos, provenientes de otros países como Colombia, para asesorar en esta labor. Según el Ministerio, en Costa Rica no existen especialistas en esta importante labor.
El mandato de Presidencia y el reto del sector cultura es ese: atraer públicos, no solamente para reivindicar los festivales de las artes, sino además según esta percepción para justificar y mejorar la inversión que se hace en cultura desde el Estado. Sobre todo si consideramos que se pide un aumento del presupuesto para esa cartera. Así lo entienden en esta administración, pero no es de recibo en un sector más progresista de la cultura.
“La cultura no debe justificarse como una inversión comercial, desde un concepto de productividad que legitima la mercadotecnia y el mismo mercado económico, porque corremos el riesgo -ya de por sí demostrado- de que se brinde más financiamiento a actividades populares o chabacanas frente a la cultura del intelecto y el crecimiento de las tradiciones y diversidad de pensamientos”, ha dicho un gestor cultural. La cultura no debe justificarse desde lo económico, sino desde su beneficio social (cultura como movilizador social), es la idea.