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Por William Martínez Pomares. Para entender la información de desempleo, necesitamos aclarar antes algunos conceptos básicos. Primero, la cantidad de habitantes en el país. Estos incluye desde bebés hasta adultos mayores, y no todos, por motivos obvios, trabajan. En esta última encuesta la cantidad es 5,075,372 personas. Ahora, de esas debemos sacar a todos los que tienen posibilidad de trabajar, es decir, personas de 15 años o más: da 3,963,658. Sin embargo, en términos estadísticos, no podemos contarlas a todas como “desempleadas”, dado que queremos analizar el impacto del desempleo (hay personas que no necesitan trabajar, que están estudiando, que no pueden trabajar por alguna incapacidad, etc).
Por eso, se define un subgrupo de todos esos que llamaremos “Fuerza de Trabajo”, definido como todos los que están trabajando o hayan trabajado en un periodo definido (usualmente, una semana), o que busquen activamente trabajo. Ahora, esa fuerza de trabajo se divide en “empleados” y “desempleados”. Los primeros son los que han trabajado al menos una hora en la semana de referencia, en un período anterior cercano, incluso los que estén en huelga.
Los desempleados incluyen a los que están buscando empleo, los que lo tienen suspendido aunque esperan reactivarlo, e incluso los que esperar respuesta de solicitudes o ya se las dieron pero empezarán en un futuro.
¿Cúanto son? Bueno, las personas empleadas son 2,182,828 y las desempleadas 309,465. Sumadas dan 2,492,283 y esa es la fuerza de trabajo.
Si tomamos los 3,963,658 y restamos 2,492,283 nos da 1,471,375 que son las personas mayores de 15 llamadas “Fuera de la Fuerza de Trabajo”, que como dijimos son las que no necesitan trabajar, no pueden, no quieren o no están buscando trabajo. De esas, hay dos subgrupos especiales: las desalentadas, que son las que dejaron de buscar trabajo por lo difícil de encontrarlo o porque no les dan por edad, raza, sexo, etc, y las limitadas, que son las que tienen impedimentos como alguna invalidez, porque estudia, debe cuidar familiares, etc. De esas, el reporte no da detalles.
Este cuadro parcial muestra los números anteriores:

¿Qué son las tasas? Es una relación entre dos magnitudes. Por ejemplo, al comparar los desempleados con el total de la fuerza de trabajo, dividimos 309,465 / 2,483,283 y lo multiplicamos por 100, nos da 12.4, la famosa Tasa de Desempleo. Eso nos dice que la cantidad de desempleados representa el 12.4% del total de la fuerza de trabajo. Es importante notar que esa tasa depende de la cantidad de personas en la fuerza de trabajo. Si fueran menos, la tasa sería mayor. Si fueran más, sería menor, aún con la misma cantidad de desempleados. Por eso hay que hacer comparaciones más cuidadosas.
Veamos otras tasas: la cantidad de gente trabajando por la gente mayor a 15 años. (Fuerza de trabajo/mayores de 15)*100 = 62.9% (i.e. Tasa de Participación), o lo que es lo mismo, el 62.9% de las personas mayores de 15 están en la fuerza de trabajo, y el 37.1 o no pueden o no quieren trabajar.
La Tasa de Ocupación es la comparación de los empleados contra los mayores de 15, (empleados/mayores de 15)*100 = 55.1, lo que significa que poco más de la mitad de la población mayor a 15 tiene trabajo.
¿Qué significa que esa tasas crezcan? Miremos la de desempleo. Los datos presentados arriba corresponden a la evaluación del IV trimestre del 2019. En el IV trimestre del 2017 la tasa era de un 9.3%, ¿cómo pasamos a un 12.4%? Bueno, en esos dos años hubo mucha gente que cumplió 15, otra más que se murió, otros que ya no pudieron trabajar, otros que se graduaron y otros a los cuales no les quedó remedio más que comenzar a buscar trabajo. Veamos los números.

Del 2017 al 2019, la cantidad de personas mayores de 15 subió más bien poco (ojo, entraron y salieron). Se incrementó en 106 mil. Ahora, el incremento de personas con empleo subió aún más, un poco menos del doble, 187 mil. Pero, la gente desempleada sube también, subió 105 mil (casi lo mismo que el total de mayores de 15), pero eso representa un incremento del 51% con relación al valor en 2017.
Como se puede ver, la participación sube, hay casi 300 mil nuevas personas en la fuerza de trabajo, pero el incremento en desocupadas eleva la relación. ¿Significa eso que 105 mil personas perdieron el trabajo? No necesariamente. Nótese que 106 mil son nuevos en mayores de 15. Si no movemos ninguna otra variable, puede perfectamente ser 105 estudiantes que se graduaron y ahora buscan trabajo, o que simplemente cumplieron 15 años. Claro está, eso no es tan cierto. Esos 105 mil nuevos son gente incluidos en los casos indicados, gente que perdió el empleo y gente que antes no quería o necesitaba trabajar y que ahora busca trabajo.
Para eso es interesante ver la última fila: los que están fuera de la fuerza de trabajo. En el 2017 había 185 mil personas más que no estaban en la fuerza de trabajo y ahora lo están. Esa reducción del grupo “Fuera de la Fuerza de Trabajo (FFT)” es muy interesante porque implica que hay gente que antes no trabajaba o no buscaba trabajo y que ahora sí. Y los números no cuadran al dedo, pero salen 185 mil de FFT y se incrementan en 187 mil los empleados. Es como si esos 185 mil comenzaran a buscar trabajo y lo encontraron (claro que no es así, pero así sería si no se moviera ninguna otra variable). Luego, los 105 mil nuevos desempleados saldrían del incremento de mayores de 15 que es 106 mil.
Como verán, los números son muy interesantes, pero los movimientos son muy complejos y no pueden interpretarse con la simpleza con la que los puse arriba. Pero eso no nos ayuda mucho a visualizar el problema. Veamos algo más. La gente que dice trabajar, lo hace en diferentes cosas.
Aquí lo dividimos en tres “Sectores de Actividad”.

El primario incluye agricultura, ganadería y pesca. El secundario incluye industria manufacturera, construcción y otras de producción. El terciario son básicamente los servicios. Como podrán ver, los dos primeros sectores si apenas dan trabajo a un tercio de las personas, pero los servicios ofrecen trabajo al del 70%. ¿Qué son esos servicios?
En este otro diagrama vemos un detalle de la distribución:

Servicios por comercio, trabajo casero, otras actividades profesionales, y la de “otras” que es el 40% incluye asociaciones, sindicatos, comunicación, finanzas, etc. Si las incluímos juntas, vemos como las otras actividades y las profesionales dan más empleo incluso que los sectores primario y secundario:

Esto es, es muy obvio que nuestra economía ha pasado a ser de servicios. Sin embargo, eso no es todo. Que una persona esté empleada no implica que sea asalariada y con todas las garantías sociales. Tenemos a los trabajadores formales y los informales, estos últimos libres y sin garantías.
Veamos cómo se reparten por sector:

Como podemos ver, casi la mitad (46.5%) es informal. Esto puede implicar cosas como que la semana después de la encuesta ya no tenían trabajo. La informalidad también implica volatividad del trabajo y también ingresos menores en muchos casos, incluso debido a trabajos no calificados.
Esta realidad la vemos en el siguiente cuadro:

Como se puede ver, las grandes masas de informales tienen características como baja educación, con menos de salario mínimo, en labores domésticas y con subempleo (que el empleo no le alcanza y buscaría un segundo empleo para redondear). Así, aunque estén “empleados”, no están totalmente bien y sufren aún así carencias. ¿Y qué pasa con los desempleados?
De los 309,465 existen 256,272 que han trabajado antes (un 82.8%) y 53,193 están buscando trabajo que son totalmente nuevos. Esos que tenían antes, ¿por qué no tienen ahora? El INEC solo los distribuye en dos categorías: 1) por razones personales o 2) por razones del mercado y cierre de actividades propias. Los primeros son apenas 42 706, los otros 213 566 son el gran grueso: no tienen trabajo que tenían antes por problemas de mercado.
Veámoslos por edad:

El grupo de 15 a 24 es el más grande y le sigue es del 25 a 34. Es importante notar que es gente joven que no tiene trabajo.
¿Cómo nos va con educación?

Los que tienen secundaria incompleta son el grupo más grande, seguidos por primera y secundaria completa. Eso suma un increíble 72%
¿Podemos concluir algo de toda esta información? No mucho, solo que la fuerza de trabajo ha crecido y eso puede ser síntoma de una economía que necesita dinero. El incremento en la tasa de desempleo implica más demanda sin oferta de empleo.
Que el sector servicios crezca y la alta informalidad puede tener que ver algo con trámites y el costo de las garantías sociales. La edad y escolaridad de los desempleados pueden indicar a jóvenes que salen a buscar trabajos con poca preparación, puede ser por necesidad, y no lo consiguen justamente por la falta de trabajos no calificados. Para poder concluir con más precisión se requiere más estudios y cruzar esos cuadros, pero lastimosamente solo cuento con los totales.
Sin embargo, es claro que la generación de empleo no es tan simple, pasa por liberar trabas, por elevar la escolaridad, por bajar la informalidad y para eso hay que eliminar barreras y hacer atractiva la inversión y el costo beneficio.
Fuentes:http://www.inec.go.cr/sites/default/files/documetos-biblioteca-virtual/reeceivt2019.pdf
http://www.inec.go.cr/sites/default/files/documetos-biblioteca-virtual/reempleoeceivtri2019-01.xlsx
William Martínez Pomares. Arquitecto de software y profesor universitario, cuentacuentos y escritor de ficción. Investigador por formación y por curiosidad intelectual: apasionado de la simplificación de conceptos y de la discusión fundamentada.