Costa Rica no se construyó con copy-paste ◘ Voz Propia
Contrario al desconocimiento del presidente Chaves sobre Costa Rica, el copy-paste no logró lo que alimenta el orgullo costarricense: su originalidad, creatividad e inventiva.
No se construyó la democracia más sólida y consolidada de América Latina, y una de las más admiradas y respetadas del mundo, a punta de copy-paste, de una absoluta falta de originalidad.
No se construye un estado social de derecho tan robusto a punta de ocurrencias copiadas de otros países, donde no existe ni una democracia ni un sistema político y jurídico como el nuestro.
¿Qué hubiera pasado con Clodomiro Picado Twight, Franklin Chang Díaz, Sandra Cauffman, Keylor Navas, José León Sánchez, Francisco Zúñiga, Carmen Lyra y tantísimos científicos, artistas y deportistas costarricenses que han destacado a nivel mundial si hubieran hecho un simple copy-paste sin aportar su propio talento, su originalidad, innovación, su estilo y su voz propia?
Tiene razón el presidente Rodrigo Chaves cuando afirma que la legislación nacional tiene algunas imitaciones de otros como en el caso de la innegable influencia cultural y política francesa de la primera mitad del siglo pasado en Costa Rica. También se han adoptado, en parte, normas, procedimientos y leyes de otros países. Pero son las excepciones y no la regla.
Nuestra Constitución Política es un claro ejemplo de originalidad, con varias influencias, que data desde 1879 con una fundamental reforma en 1949. Una construcción que obviamente copió derechos humanos, individuales y sociales que aplican en otras latitudes, pero que tiene capítulos enteros que responden solamente a una realidad propia.
Costa Rica es un país tremendamente original y creativo; validar la chambonada simplona de copiar y pegar artículos literales de propuestas (ni siquiera leyes aprobadas) de otros países, es una forma de validar el robo intelectual y descorazonar la naturaleza e identidad creativa del costarricense.
También tiene razón el presidente cuando dice que no entiende y no está de acuerdo con algunas características del costarricense. Y es comprensible, estuvo durante décadas concentrado en copiar y pegar fórmulas dadas por el Banco Mundial y los organismos financieros internacionales, se ha dedicado a eso: a calzar moldes en serie. Pero perdió de vista que los ticos no somos de moldes, de copiar y pegar, sino que en nuestro ADN está la creatividad y el encanto por inventar. (Sigue abajo…)
Y por eso, mis amigos y amigas, es que Costa Rica no envidia mucho de otros países, pero sobre todo porque muchos otros países envidian mucho de Costa Rica. No podría extenderme aquí en este punto, por la exagerada cantidad de ejemplos que podría dar.
Legitimar el copy-paste como actitud de vida
Esto último es gravísimo, porque gracias a la popularidad del presidente, que se va desgastando levemente, sus palabras se convierten en las de “un padre de familia” o un “maestro” que legitima conductas y acciones con el buen o mal ejemplo. El presidente Chaves Robles está validando una conducta deshonesta, una acción incorrecta e inadecuada que, finalmente, termina siendo una chambonada (en buen tico).
Note que también es la conducta que usaron para “diseñar” el logo de Ciudad Gobierno, donde copiaron un diseño de “real estate” y solamente le pusieron colores patrios:


Está validando en los costarricenses que el copiar y pegar, sin leer, sin analizar, sin pensamiento propio, está bien. Y no, don Rodrigo, eso no es solamente de la academia, eso es propio de la naturaleza y de la identidad de una nación, eso también se construye, y se deconstruye, como lo está haciendo usted, en la realidad que vivimos y en el verdadero profesionalismo.
Además, olvida el ex funcionario del Banco Mundial que un país como Costa Rica es único y particular en el mundo, que tiene especificidades que requieren un análisis serio, responsable y crítico para que cualquier propuesta tenga sentido y sea tanto funcional como útil para el país y los costarricenses. No existe otro sistema político, democrático e institucional en el mundo como el costarricense.
Tampoco se trata de derecho comparado, esto es plagio de legislación inadecuada para un país como Costa Rica. El derecho comparado revisa legislación de otros países para comparar con la propia, con la que se quiere y se está creando, no para copiar y pegar literalmente artículos o partes de otras propuestas. En efecto, uno de los principios fundamentales del derecho comparado “obedece a que el ordenamiento jurídico difiere de un país a otro”. Nace de las diferencias y no, pues no, en Costa Rica no tenemos sectores con grupos armados.
Porque no solamente se trata de ligereza o descuido, se trata de hacer las cosas a la carrera y mal hechas, para aparentar que se hacen las cosas, aunque después no sirvan para nada.
Como es usual, el presidente Rodrigo Chaves entra en inaceptables contradicciones e incoherencias cuando se trata de defender sus errores, en lugar de acudir a la humildad de aceptarlo y proceder a corregir. Creo que eso, incluso, le produciría más adeptos.
Así no somos los ticos y así, en el fondo, no queremos ser la mayoría, aunque siga calando la mediocridad y el plagio en nuestra maltratada solvencia ética y moral.