Costa Rica: a la víspera de otro precipicio
Geovanny Jiménez S. OPINIÓN. El gran problema, finalmente, será para quienes organizan el movimiento, perderán en cualquier ecuación: si fracasan ya no tendrán peso político y si triunfan provocarán el repudio de la gran mayoría de costarricenses. Y si logran finalmente que no se apruebe al reforma fiscal, son los primeros que verán los frutos del incumplimiento del Estado sobre sus obligaciones.
Está claro: en contra o a favor, otra vez estamos polarizados de palabra con respecto al tema fiscal, y tengo un presentimiento de que esta cacareada huelga será más simbólica que real. Y si los costarricenses somos como pienso que somos, pronto se diluirá…
Mañana todo estará funcionando bien para el resto de costarricenses y nadie se atreverá a cercenar el libre tránsito, de lo contrario habrá conflicto social. El Gobierno ya dejó en firme este asunto desde Recope, Japdeva, pasando por escuelas y colegios hasta el ICE.
Nosotros, la clase trabajadora -la que trabaja hombro a hombro para salir adelante-, también la veremos fea si los sindicatos logran sus objetivos. Jamás será comparable pagar un 1% de más en productos de la canasta básica y otros impuestos a la educación y salud privadas a las que rara vez tenemos acceso (y ayudar con ello al combate de la evasión fiscal), que enfrentarse a una economía en depresión con consecuencias insospechadas y algunas que ya hemos visto en otros países y nuestros padres vivieron a inicios de los ochenta. Por eso muchos nos hemos tomado a pecho esta cruzada contra esta irresponsable huelga.
He revisado los memes, textos y documentos a favor de la huelga, he realizado análisis de discurso y de contenido, he aplicado la lógica y sus falacias, he revisado los datos que ponen en muchos gráficos, entre otras formas de análisis de los mensajes, y me encuentro con que una buena parte de ellos son falaciosos (principalmente), otros tienen números falsos, otros omiten información importante que hacen del mensaje falso, otros sencillamente de entrada son frases sin sentido, llenas de rencor o sin contenido alguno. Otros, en cambio, debemos leerlos con atención porque pueden estarnos diciendo cosas importantes, pero son los menos; la mayoría de la campaña pro-huelga no resiste un análisis de verdad o de certeza.
Ejemplos:
– Falacia del hombre de paja: Decir que si uno no apoya la huelga entonces apoya otras cosas negativas…
– Falacia de generalización apresurada: El caso de Edna Camacho aplica para todo el Gobierno, entonces, por un caso la reforma no debería darse porque supone beneficios para empresas como Aldesa o para ricos.
– Falacia ad hominem: Es la más común cuando presentás argumentos y datos de peso, pero ante la imposibilidad de rebatirlos entonces te atacan a vos porque “sos PAC”, “sos rico”, “sos traidor, fariseo, malinche…”, “sos PAClover”, etc.
– Falacia “a silentio”: Si no contestás una insensatez entonces te dicen que te dejaron callado, pero entonces si contestás y comprobás que tenías razón, te aplicarán la falacia “ad hominem”: “Vos, Debrús, siempre hablando paja…”
Otros ejemplos:
– Hay un gráfico que pone una gran cantidad de millones y los asocia a los partidos que supone responsables, pero -por citar solo 2 casos- habla de la deuda de la CCSS que atribuye a los 3 partidos que han gobernado, pero omiten el hecho fundamental de que el Gobierno anterior pagó más de la mitad de esa deuda a pesar de la crisis fiscal, y también que atribuye el Cementazo a una pérdida del Estado en billones, pero no es cierta esa pérdida para el Estado.
– Similar es el caso de las pensiones de lujo, caballo de batalla por el que han embaucado a más de uno para apoyar este paro. Pero en este caso es ya demostrado y evidente que tanto el Gobierno anterior como el actual han tomado medidas concretas para disminuir buena parte de ellas (las que era posible bajar o mediante un impuesto oneroso). Otras no ha sido posible afectar por razones legales y estamos, me dicen si no, en un Estado de Derecho, y ojalá sigamos así. Algunas incluso están esperando resolución de la Sala Constitucional. Es decir, los hechos concretos se traen abajo decenas de memes que repiten ad náuseaum el tema de las pensiones de lujo como caballo de batalla.
Hay además frases reincidentes en los discursos sindicalistas: es contra “los trabajadores”, es una jornada “patriótica”, es por los derechos del “pueblo” y otras frases que han demostrado no tener contenido para esta situación. Hechos: el 80% de los trabajadores está en el sector privado. Pero una crisis de finanzas públicas tendría estragos en la economía y con ello una afectación directa a cientos de miles de trabajadores privados. Por otra parte, no es patriótica una manifestación de un grupo que defiende sus intereses pero somete al país a un desenlace funesto. Y finalmente ya sabemos la ambigüedad y elasticidad de la palabra “pueblo” en los diferentes grupos de presión y de interés en Costa Rica.
Entonces…
En síntesis, aunque apoyo notablemente la necesidad de disminuir la evasión y la elusión fiscal y que muchos ricos no puedan seguir haciéndolo de sus rentas -entre otras propuestas del sindicalismo y del Frente Amplio-, me queda claro que esta huelga es ilegítima, injustificada y, sin ser juez de la República, me parece ilegal. Por eso no podría apoyarla. Así mismo, también tengo claro que no hay más allá para seguir tanteando con reformas posibles o eventuales; desde el Gobierno de Laura Chinchilla se viene peloteando con la necesidad de esta reforma, pero siempre se la trajeron abajo con los mismos dimes y diretes: derechos de los trabajadores, pensiones de lujo, evasión fiscal y otros afines. Siempre fue la misma trampa que hoy: el mismo discurso populista que han usado igualmente candidatos a la Presidencia.
No hay más allá. Lo que pasa es que hay en muchos pro-huelga una sensación de que nada pasará, de la inminente crisis es puro cuento, de que “como siempre hay más allá y todo saldrá bien”; se trata de ese conformismo confianzudo de la idiosincrasia tica que nos lleva siempre al borde del precipicio. Siempre insisto en esto: si nos conociéramos mejor podríamos prever mejor muchas torpezas que, como país, hacemos regularmente.
Esta noche muchos funcionarios duermen con un pie en “no sé dónde”, pero creo que mañana tendrán más claro de qué se trata. No queremos ver a los funcionarios públicos pasar una Navidad a medias, o mala, sin poder pagar créditos, marchamos, viajes y demás. No es amenaza alguna. Pero no digan que quienes nos oponemos, no les avisamos. Lo hemos hecho y con claridad.
Geovanny Jiménez S.
Politólogo y gestor cultural.