Parece un relato de ciencia ficción de Stephan King, pero no lo es. La cantidad de espermatozoides en el semen de más de 57.000 hombres que conformaron la investigación, disminuyó a más de la mitad.
Desde 1973 hasta este año, la concentración de espermatozoides bajó de 101 millones en 1973 a 49 millones en 2019, según un mega estudio realizado en la Universidad de Murcia (UMU), España, con la participación de especialistas de varios países.
El estudio recogió datos de otros estudios realizados en un total de 59 países en los 5 continentes, y en todos se mantiene la misma realidad: un decrecimiento de la cantidad del esperma en los hombre, a razón de 1,16 por ciento anual, pero a partir de 2020, la reducción ha sido de un 2,64 por ciento de media al año.
Espermatozoides ponen en jaque a la humanidad
Esa situación plantea un problema de fertilidad inminente para la humanidad en las próximas décadas.
Según Hagai Levine, de la Escuela de Salud Pública de Jerusalén, “hay otras investigaciones recientes que apuntan a que las alteraciones en el desarrollo del tracto reproductivo durante la vida fetal están relacionadas con una afectación de la fertilidad durante la vida adulta”, según informó la DW.
Levine también asocia que “ciertos hábitos de vida y los compuestos químicos en el medio ambiente están afectando adversamente el desarrollo fetal”.
Además del problema de fertilidad, el profesor de Salud Pública de la UMU Jaime Mendiola, señala que “también es un indicador del estado de salud de los varones, con niveles bajos asociados con un incremento del riesgo de enfermedades crónicas y cáncer testicular”.
El Ministerio de Salud de Costa Rica, por ejemplo, anunció hoy que el cáncer de próstata es la principal causa de muerte en este país por primera vez en su historia.
Shanna Swan, codirectora del proyecto e investigadora de la Escuela Icahn de Medicina de Mount Sinai (Nueva York, EE. UU)., por su parte, considera que estos recuentos espermáticos bajos están relacionados con otras tendencias adversas, denominadas genéricamente síndrome de disgenesia testicular, e incluyen mayor tendencia a patologías como el cáncer testicular, las alteraciones hormonales y los defectos congénitos genitales, así como la merma en la salud reproductiva de la mujer”.
El profesor Alberto Torres, catedrático de la UMU y jefe de servicio de Medicina Preventiva del Hospital Virgen de la Arrixaca, añade que “varios estudios epidemiológicos han evidenciado que una concentración espermática disminuida estaría asociada con un mayor riesgo de hospitalización, diabetes mellitus, osteoporosis, enfermedad cardiovascular, alteraciones del sueño, estrés psicológico o mortalidad, así como con una esperanza de vida acortada”.