El Estado costarricense condena uso de bombas de racimo por su alto poder de destrucción en la guerra.
El comunicado es claro y responde a la posición histórica de Costa Rica al respecto: “Costa Rica se opone categóricamente al empleo de municiones en racimo debido a su alto impacto humanitario, como sucede con las armas biológicas, químicas, minas antipersonales y nucleares. Todas estas armas están prohibidas por tratados internacionales específicos”, asevera el Ministerio de Relaciones Exteriores.
No obstante, la comunicación de la Cancillería es, en particular, una “condena por la utilización por parte de la Federación de Rusia de bombas de municiones en racimo como parte de su agresión ilegal y no provocada a Ucrania”.
Pero además también su preocupación por el anuncio de Estados Unidos de que enviará también bombas de racimo para apoyar la contraofensiva ucraniana, en una escalada armamentista muy peligrosa en el conflicto por la invasión de Rusia a Ucrania.
“Costa Rica es un aliado del desarme humanitario y de la protección de los civiles en conflictos armados. La utilización de armas con efectos indeterminados en la población civil debe ser condenada por la comunidad internacional”, afirma la Cancillería.
El país centroamericano hace un llamado para que los actores en el conflicto se abstengan del uso de bombas de racimo en la buena lid del derecho internacional humanitario.
“Costa Rica recuerda que un total de 111 Estados de todas las regiones del mundo han firmado la Convención sobre Municiones en Racimo desde que ésta fue abierta a la firma en Oslo, Noruega, el 3 de diciembre del 2008”, agrega la Cancillería.
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